El Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictó el viernes 4 de octubre una sentencia que revolucionará el mundo del fútbol y su mercado de fichajes sobre las condiciones en las que un jugador puede romper su contrato con un club.

Con información de Ndiasse Sambe, del servicio deportivo de RFI

El fallo que acaba de dictar el Tribunal de Justicia europeo podría tomar el nombre de "Diarra" (Lassana) a iniciativa de esta sentencia. A petición de la justicia belga, el alto tribunal luxemburgués examinaba el caso del ex internacional francés que, hace diez años, impugnó las condiciones de su salida del Lokomotiv de Moscú.

La salida vino acompañada de sanciones económicas que obligaron al Sporting Charleroi, onceno belga que pretendía reclutarlo, a abandonar sus planes de contratación. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó el viernes que ciertas normas de la Fifa que rigen los traspasos entre clubes son "contrarias" al Derecho de la Unión Europea y "de tal naturaleza que obstaculizan la libre circulación" de los futbolistas profesionales.

El caso Bosman 2.0

 

El centrocampista defensivo, Lassana Diarra, ya retirado del fútbol, recurrió inicialmente a los tribunales belgas, que acabaron, tras varios vericuetos, pidiendo al Tribunal de Luxemburgo que se pronunciara sobre un asunto relativo a la "libre circulación de trabajadores" en la UE.

Para el abogado belga Jean-Louis Dupont, que defiende a Diarra, varias normas de la Fifa estaban en el punto de mira, entre ellas las que rigen los litigios entre un futbolista y su antiguo empleador, que "tienen como verdadero objetivo disuadir a todos los jugadores de rescindir su contrato". 

"En cierto modo, el caso Lassana Diarra es el caso Bosman 2.0″, afirma el letrado, que ya estuvo al frente hace 30 años con el belga Jean-Marc Bosman, artífice en 1995 de la sentencia que lleva su nombre y que puso fin a las cuotas de jugadores extranjeros en un club.<

El asunto Diarra se remonta a 2014, cuando el francés, 34 veces internacional con los “Bleus”, se molestó con el Lokomotiv de Moscú a raíz de una drástica reducción salarial, a su juicio injustificada. Su contrato, inicialmente por tres temporadas, fue rescindido, y el club moscovita exigió 20 millones de euros -más tarde reducidos a 10,5 millones- por los daños y perjuicios. Se basó en las normas de la FIFA relativas a una salida considerada injustificada y abusiva por el club.

El Sporting Charleroi intentó entonces contratar a Diarra, pero el traspaso no se llevó a cabo, ya que el club belga se desanimó ante la perspectiva de tener que pagar parte de la suma como codeudor.

En la década de 1990, el "caso Bosman" logró que la justicia europea invalidase, los límites impuestos por la UEFA a la contratación de futbolistas extranjeros, permitiendo a los clubes fichar a cuantos jugadores comunitarios quisieran. 

En 2024, el "caso Diarra" permitirá que un jugador claramente excluido de la plantilla, rescindir unilateralmente su contrato sin que su futuro club sea responsable de los riesgos jurídicos y de la multa en que incurra. 

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