Este viernes 29 de noviembre, los irlandeses acudirán a las urnas tras una campaña trepidante que ha durado apenas tres semanas. El primer ministro Simon Harris ha convocado elecciones anticipadas, y el resultado es incierto.

Con Clémence Pénard, corresponsal de RFI en Dublín

Irlanda, dominada durante mucho tiempo por dos partidos centristas históricos, sufre crisis persistentes entre el coste de la vida y la escasez de vivienda, a pesar de unas condiciones económicas excepcionales.

Las elecciones legislativas anticipadas de Irlanda se perfilan reñidas, y varios sondeos pronostican una fuerte caída del partido de centro-derecha del primer ministro saliente, considerado hasta ahora favorito. Según un sondeo publicado este lunes en el Irish Times, Fine Gael caería un 6% hasta el tercer puesto (19%), por detrás de Fianna Fáil (21%), otro partido de centro-derecha, y Sinn Féin (20%), partido nacionalista de izquierda.

Para Daithi Doolin, candidato del partido opositor Sinn Féin, ha llegado la hora de cambiar de gobierno: “Hace apenas unas semanas presumían de un superávit presupuestario histórico, ¡pero no han invertido esos fondos en infraestructuras, vivienda, educación o la crisis del coste de la vida!”.

El coste de la vida y la crisis de la vivienda han dominado esta campaña, sin que ninguno de los principales partidos, incluido el Sinn Féin, haya conseguido destacar, según Lisa Keenan, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Trinity. “Todos los partidos tienen planes para resolver la crisis de la vivienda, y aunque difieren, esto significa que el Sinn Féin ya no está en posición de reivindicar este tema, como hizo en 2020. También podemos ver que la inmigración se ha convertido en un problema. El Sinn Féin no tiene una política de inmigración especialmente restrictiva. Como resultado, algunos de sus partidarios, que son más radicales en este tema, están insatisfechos”.

Por ello, algunos recurren a candidatos independientes, que sitúan la inmigración en el centro de sus prioridades, y no dudan en establecer un vínculo entre la crisis de la vivienda y la acogida de inmigrantes.