La Comisión Europea va a imponer aranceles aduaneros "prohibitivos" a los productos agrícolas rusos y bielorrusos. Los cereales rusos, calificados por la UE de "fuente de ingresos" para Moscú, están especialmente en el punto de mira.

Por Nicolas Feldmann

Esto puede sorprender, dado que la Unión Europea, con Francia a la cabeza, es uno de los mayores productores mundiales de cereales: las importaciones de cereales rusos -trigo, maíz y cebada- casi se han duplicado en el espacio de un año. En 2023, la Unión Europea importó 1,5 millones de toneladas de cereales rusos, frente a las 960.000 toneladas del año anterior.

Los cereales rusos llegan primero desde los puertos del sur de Rusia a los países mediterráneos. Italia es el primer cliente europeo (423.000 toneladas, principalmente de trigo duro), por delante de Grecia (237.000 toneladas) y España (166.000 toneladas). Algunos miles de toneladas van después por carretera, vía los países bálticos, encabezados por Letonia (263.000 toneladas).

"La agresiva política comercial rusa"

Varios factores explican estas cifras. En primer lugar, porque a diferencia del petróleo, el acero y los diamantes, que han sido objeto de sanciones desde la invasión rusa de Ucrania, los cereales rusos entran libremente en Europa, sin apenas derechos de aduana.

En segundo lugar, porque la reciente cosecha en Rusia ha sido muy buena. Las reservas de trigo están llenas y Moscú puede tomar la ofensiva sobre los precios. "Hay una política comercial muy agresiva por parte de Rusia, que, en cierto modo, está presionando a los compradores ofreciendo precios cada vez más bajos, por debajo de las cotizaciones de referencia", analiza Philippe Heusèle, portavoz de Intercéréales, que representa a los profesionales del sector en Francia.

"Sabemos que los intereses portuarios y cerealistas rusos están muy cerca del Gobierno, por lo que tenemos aquí la traducción de una voluntad política por parte del Kremlin de utilizar los cereales como arma alimentaria para socavar de alguna manera el mercado europeo", añade.

Desestabilización del mercado europeo

Aunque las importaciones rusas de cereales siguen siendo limitadas en volumen -frente a los 272 millones de toneladas producidas en la Unión Europea en 2023-, la política de precios de Moscú contribuye a desestabilizar el mercado europeo, ya perjudicado por las importaciones ucranianas de cereales. Esta abundante oferta explica en parte la caída de los precios: el trigo ha alcanzado su nivel más bajo desde hace tres años y medio.

La Comisión Europea, presionada por varios países (República Checa, Polonia, Estados bálticos), ha decidido gravar los cereales rusos. La propuesta, que aún debe ser aprobada por la mayoría de los Estados miembros (15 países que representan el 65% de los Estados miembros), prevé la imposición de tarifas aduaneras de 95 euros por tonelada o el 50% del valor de los cereales, aceites o productos derivados. El impuesto sólo se aplicará a los cereales destinados al mercado europeo (los que sólo transiten por la Unión Europea no estarán gravados, en nombre de la seguridad alimentaria).

Bruselas quiere "secar" los ingresos que permiten a Moscú financiar su guerra en Ucrania, y restablecer así una competencia "más sana" en el mercado europeo. La señal es también política. A menos de tres meses de las elecciones europeas, y con el descontento aún extendido en países como la República Checa y Polonia, Bruselas pretende demostrar que en sintonía con los productores de cereales.