En España prosiguen las llegadas masivas de inmigrantes procedentes de África Occidental hacia el archipiélago canario. Es una noticia que ha acaparado la atención de los medios de comunicación, hasta el punto de eclipsar otra ruta migratoria, menos intensa pero cada vez más utilizada. Se llama “ruta argelina” y preocupa a las autoridades, que no saben cómo frenarla. Según la ONG Acnur, 10.639 personas llegaron por esta ruta en 2023, y unas 8.000 este año hasta finales de agosto.

Por François Musseau, corresponsal de RFI en Madrid

La ruta argelina cubre todas las salidas de embarcaciones ilegales desde Argelia, principalmente desde cuatro ciudades principales: Argel, Orán, Mostaganem y Chlef. Los puntos de llegada se encuentran en la costa este de España, en Almería, o tan al sur como Murcia, Alicante o incluso Ibiza, en las Islas Baleares. Estas pateras son de fibra y tienen motores de entre 40 y 60 caballos. Con capacidad para diez personas, a menudo van cargadas con hasta veinte. Los emigrantes pagan entre 2.000 y 4.000 euros por cada travesía, y el doble cuando las embarcaciones son más rápidas, potentes y seguras.

La ruta argelina, que existe desde 2006, es menos conocida que la de Canarias o la del Estrecho de Gibraltar. Desde su creación, sin embargo, ha crecido en importancia e intensidad, y la salida de inmigrantes de Marruecos está cada vez más vigilada por las fuerzas del orden tanto del lado marroquí como del español. En 2023, el líder socialista Pedro Sánchez frenó la cuestión del Sáhara Occidental, y parece que ahora hay menos vigilancia desde la costa argelina. Esto explica el aumento de las cifras, sobre todo porque es muy difícil interceptar las embarcaciones a lo largo de la costa española. Fuentes policiales estiman que la mitad de los emigrantes llegan sin ser vistos. La otra mitad son recogidos en el mar o mueren ahogados, ya que se trata de una travesía peligrosa. 

Cientos de muertos al año

Entre tormentas, roturas de motor y naufragios, se calcula que 500 migrantes pierden la vida cada año. Sin embargo, el número de salidas aumenta cada año. La mayoría de los emigrantes son jóvenes argelinos, que sienten que no tienen futuro ni esperanza en su propio país, así que lo dan todo. Cada vez hay más diplomados y familias. Como no hay acuerdo de repatriación entre España y Argelia, la mayoría se queda en España y luego se dirige a Francia. Cada vez hay más personas de países subsaharianos que también toman esta vía, sobre todo malienses, que huyen de las zonas de conflicto en su país.