En un acto visto mundialmente como una “provocación”, el gobierno de extrema derecha de Benjamin Netanyahu mantuvo ayer domingo su reunión semanal en la ciudadela de Jerusalén, en una nueva expresión de soberanía.

Con el corresponsal de RFI en Tel-Aviv, Daniel Blumental

Apenas una semana después de concluida una nueva ronda de violencia entre Israel y un grupo islamista palestino de Gaza, el gobierno israelí autorizó el pasado jueves una marcha para festejar la soberanía sobre la ciudad de Jerusalén, 56 años después de su conquista o liberación durante la guerra de los Seis Días en 1967, dependiendo de la ideología de cada uno.

Miles de israelíes de tendencia de derecha y religiosos marcharon por los barrios musulmanes de la ciudad enarbolando banderas israelíes y provocando la ira y el miedo de los habitantes palestinos de la ciudad, entre insultos, golpes y expresiones racistas.

A la madrugada siguiente, el ministro de Seguridad Nacional, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir ascendió a la explanada de las Mezquitas acompañado de protección policial.

Allí, en el sitio considerado el epicentro del conflicto palestino-israelí declaró que ¨Israel está a cargo¨.Ben-Gvir, quien ahora supervisa la fuerza policial del país, es un ex líder de los colonos de Cisjordania y activista de extrema derecha que hace años fue condenado por incitar y apoyar a un grupo terrorista judío.

No es la primera vez que acude a este lugar ultrasensible: Itamar Ben Gvir ya había venido como activista, luego como diputado y más tarde como ministro, a principios de enero. En teoría, sólo los musulmanes pueden rendir culto allí: los no musulmanes sólo pueden entrar a determinadas horas y no pueden rezar, una regla cada vez menos seguida por algunos judíos nacionalistas. Porque también es el lugar más sagrado del judaísmo, llamado Monte del Templo.

Es un lugar que puede explotar en pocas horas. La visita de Ariel Sharon a la explanada, cuando era líder de la oposición en 2000, desencadenó la segunda intifada. Y en mayo de 2021, las provocaciones de grupos fundamentalistas judíos y la posterior represión policial en este lugar simbólico desencadenaron ataques con cohetes de Hamás que desembocaron en una guerra de 11 días en Gaza.