Pasa desapercibida pero tiene un papel importante: la famosa llama olímpica, que empezó su recorrido por Francia tras su travesía marítima de Atenas a Marsella, viaja protegida por una linterna similar a las que usaban antiguamente los mineros. ¿Por qué esta elección?

Es sin duda el objeto más fotografiado y filmado estos últimos días, por lo menos en Francia que se prepara para acoger en su capital, del 26 de julio al 11 de agosto, al mayor evento deportivo del planeta.

Con sus 20 centímetros de altura y su estructura hecha de metal con una placa de vidrio, nada podría ser más funcional para encerrar una llama sagrada. Esta linterna, elegida por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos, es un legado directo del pasado minero, una versión contemporánea de las lámparas de seguridad que aparecieron en las minas de los departamentos franceses Nord y Pas-de-Calais a finales del siglo 19, en plena revolución industrial.

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Adentro, la famosa llama olímpica, que empezó su recorrido por el territorio francés este miércoles al llegar al puerto de Marsella tras su travesía a bordo del Belem, el más antiguo velero de tres mástiles en estado de navegación en Europa.

Varias funciones

Estas linternas no sólo se utilizaban para iluminar a los mineros, sino también para protegerlos de accidentes. Añadiendo un diafragma, un tamiz y un cristal protector, los ingenieros de la época hicieron que estas lámparas de seguridad fueran completamente herméticas para evitar, en la medida de lo posible, las explosiones de grisú.

Hasta la fecha, es la ingeniería más eficiente conocida para proteger una llama pequeña y frágil de los elementos, tal como la sal, la humedad, el agua y los fuertes vientos, por lo que fue elegida para llevar la llama olímpica. En caso de vientos extremos, la linterna debe cubrirse con una caja de plexiglás y quedarse en el interior del barco. Además, está equipada con filtros de partículas que reducen las emisiones de humo y limitan cualquier riesgo de incendio.

Un cuidado especial

Para que no se apague la llama, hay que abrir regularmente la cajita de vidrio con una llave y rellenar el tanque de la linterna con 50 mililitros de parafina líquida. En cuanto a la mecha, se cambia cada 15 días.

Durante su travesía de 12 días a bordo del velero, tres guardianes se encargaron de vigilar permanentemente la llama, moviendo la linterna con la ayuda de un asa, como mineros que descienden al fondo, reproduciendo así un gesto ancestral.

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Y si, a pesar de estas medidas, la llama se apagara, otra está contenida en una segunda linterna de minero y escondida en un lugar secreto, mientras otras dos llegan volando desde Grecia.

Con informaciones de France3/FranceInfo