En Estados Unidos, Joe Biden dejará la presidencia dentro de menos de dos meses, pero su administración sigue haciendo propuestas. Una de ellas se refiere al acceso a los medicamentos contra el sobrepeso y la obesidad, uno de los principales problemas de salud pública en Estados Unidos.

Con Guillaume Naudin, corresponsal de RFI en Washington

Según las últimas cifras del Centro de Control de Enfermedades, la principal agencia de salud pública de Estados Unidos, entre 2021 y 2023, el 40% de los adultos estadounidenses eran obesos. Y con la obesidad suelen venir otras enfermedades crónicas como la diabetes.

Pero esta cifra es inferior a la del estudio anterior, que mostraba que en 2020 casi el 42% de los adultos estadounidenses eran obesos. Sin duda hay muchas razones para ello, pero una de ellas es el creciente uso de fármacos para combatir el sobrepeso y la obesidad.

Y son precisamente estos fármacos a los que la administración Biden quiere ampliar el acceso, con el fin de reducir los riesgos para la salud asociados a la obesidad y las enfermedades que conlleva. Por ello, la administración propone que estos medicamentos sean reembolsados por los sistemas públicos de seguro médico en Estados Unidos: Medicare para los mayores de 65 años y Medicaid para los estadounidenses más pobres y discapacitados. Esto no era así hasta ahora, porque la obesidad no era considerada una enfermedad crónica del mismo modo que otras por estos dos programas.

Medicamentos caros

El primer problema es financiero, porque estos medicamentos son caros y, una vez más, la obesidad afecta a muchos estadounidenses. Se calcula que 7,5 millones de estadounidenses se ven afectados por esta decisión. La administración Biden estima el coste total en unos 36.000 millones de dólares durante la próxima década. Pero otros organismos, como la Oficina Presupuestaria del Congreso, considerada bipartidista, creen que estas cifras están infravaloradas.

El otro problema es político. En menos de dos meses, la administración Biden entregará las riendas a la administración Trump 2, lo que significa que no estará en condiciones de aplicar lo que actualmente es sólo una propuesta antes de dejar el cargo. Y es un poco difícil saber qué piensa al respecto el equipo de Donald Trump.

El elegido por Donald Trump para el puesto de secretario de Sanidad, Robert F. Kennedy Jr, al igual que con otros tratamientos médicos y vacunas, nunca ha ocultado su desconfianza hacia los medicamentos contra la obesidad. En cambio, aboga por un cambio radical de los hábitos alimentarios. Es cierto que los alimentos procesados en Estados Unidos son muy ricos en aditivos grasos y azucarados.

Por otra parte, el Dr. Mehmet Oz, al que se ha recurrido para que gestione las agencias Medicare y Medicaid que deben sufragar esta medida, es un antiguo partidario de estos fármacos. Por tanto, será interesante ver qué se decide.