El régimen iraní anunció el viernes 22 de noviembre la puesta en servicio de “nuevas centrifugadoras avanzadas”, en represalia por la adopción en Viena de una resolución crítica que condena las actividades nucleares de Teherán, criticadas por su falta de cooperación.

Con Siavosh Ghazi, corresponsal de RFI en Teherán

A pesar de las amenazas y los gestos de buena voluntad de Teherán, la Junta de Gobernadores del OIEA ha adoptado una resolución que condena la falta de cooperación de Irán y los avances de su programa nuclear. El texto, elaborado por Londres, París y Berlín en asociación con Washington, fue aprobado el jueves 21 de noviembre por 19 de los 35 Estados miembros de la Junta de Gobernadores del OIEA, según fuentes diplomáticas consultadas por AFP. Rusia, China y Burkina Faso votaron en contra, mientras que 12 países se abstuvieron. Venezuela no pudo asistir.

Nuevas centrifugadoras “ultramodernas”

Teherán reaccionó inmediatamente anunciando “la puesta en servicio de un gran número de nuevas centrifugadoras ultramodernas de diversos tipos”. Todavía no se ha precisado el número exacto, pero Teherán ya había instalado nuevas centrifugadoras en los emplazamientos de Natanz y Fordoo, enterradas bajo la montaña.

Las centrifugadoras son máquinas que enriquecen uranio transformado en gas, haciéndolo girar a muy alta velocidad, lo que permite el aumento de la proporción de materia isotópica fisible (U-235) para diferentes usos.

Podrían anunciarse otras medidas, lo que podría complicar aún más las relaciones entre Irán y los países occidentales, que acusan a Teherán de desarrollar su programa nuclear con el objetivo de disponer de medios para fabricar armas nucleares, algo que Teherán niega.

Durante la visita de Rafael Grossi a Teherán, Irán se comprometió a detener la producción de uranio enriquecido al 60%, un umbral cercano al 90% utilizado generalmente para fabricar armas nucleares. Irán posee actualmente algo más de 180 kilogramos, suficientes para construir cuatro artefactos nucleares.

Teherán también había insinuado que podría autorizar a otros inspectores a visitar Irán. Estas medidas, acogidas con satisfacción por Rafael Grossi, no han sido suficientes.

Los países occidentales han dado así un paso más que podría llevar la cuestión nuclear iraní al Consejo de Seguridad en los próximos meses y a la reactivación de sanciones más duras contra Irán.

 El texto validado el jueves en Viena, de carácter simbólico por el momento, recuerda a Irán sus "obligaciones legales" en virtud del Tratado de No Proliferación (TNP), ratificado en 1970.