Las monumentales elecciones generales en India han comenzado hoy 19 de abril, el mayor ejercicio democrático del mundo. Cerca de 1.000 millones de votantes elegibles comenzarán a emitir su voto en comicios que se extenderán por siete fases hasta el 1 de junio. El primer ministro nacionalista Narendra Modi, favorito para obtener un tercer mandato frente a una oposición debilitada.

En las primeras 4 horas de votación de esta primera fase, se reporta una participación del 24% en los 102 escaños en disputa. 

Estas elecciones se llevan a cabo en un ambiente de creciente amargura y acusaciones de juego sucio. El bloque opositor INDIA, que ha estado plagado por divisiones internas y la deserción de aliados clave como el gobernante de Bihar, Nitish Kumar, se ha unido tras el arresto del líder Arvind Kejriwal de Delhi. Aun así, en múltiples circunscripciones, los partidos de oposición compiten entre sí, violando su promesa de enfrentar al Bharatiya Janata Party (BJP)  de uno contra uno.

Encabezado por una campaña de alto octanaje liderada por el primer ministro Narendra Modi y Amit Shah, el BJP tiene como objetivo obtener 370 de los 543 escaños en la cámara baja, un aumento significativo desde su resultado de 2019. Modi ha fijado una meta de 400 escaños para su Alianza Democrática Nacional. En las últimas elecciones, la alianza obtuvo 353 escaños, con el BJP ganando 303.

Los temas candentes incluyen el aumento del costo de vida, la falta de empleos, la política divisiva que margina a las minorías religiosas como los 200 millones de musulmanes, y el financiamiento opaco de partidos políticos.

A pesar del descontento económico, Modi conserva una base de apoyo leal que lo ve como un líder fuerte y un defensor del nacionalismo hindú. Pero la oposición acusa a su gobierno de socavar las instituciones democráticas de India.

Mientras los votantes acuden a las urnas, estas históricas elecciones definirán si India profundiza su rumbo nacionalista hindú o si surge una nueva alternativa política más inclusiva y secular.