En Rusia, las redes sociales están estrechamente vigiladas por Roskomnadzor, el organismo ruso de control de Internet. Esta autoridad desarrolla herramientas dirigidas contra las críticas a Vladimir Putin y a la guerra en Ucrania. Pero la red Telegram es un resquicio, la mensajería encriptada permite a las familias intercambiar para tratar de obtener noticias de sus parientes que luchan en Ucrania.
Es un buen indicador del estado de la opinión pública rusa, según los servicios de inteligencia occidentales, que siguen de cerca los grupos de intercambio en Telegram.
Se llaman "¿Dónde están los hijos de Rusia?", y este grupo de intercambios en Telegram interesa especialmente a la inteligencia francesa. "Este grupo tiene mil suscriptores, no está nada mal, no hemos encontrado nada mejor", dice un oficial de inteligencia.
Hay una sección de obituarios, que ofrece información sobre las bajas rusas en Ucrania; también hay una sección de "se busca" llena de vídeos grabados por soldados rusos.
Una propuesta de petición
Gracias a estas imágenes, uno reconoce a un soldado, otro identifica una unidad presente en el frente. Bajo seudónimo se puede hablar libremente, y es difícil controlar Telegram. "Lo vigilamos como un reloj", afirma un analista militar francés. Y añade: "Vemos que el número de abonados aumenta, las familias rusas buscan a sus muertos".
La semana pasada, los servicios de inteligencia franceses vieron en este grupo una propuesta de petición contra la guerra y un tímido llamamiento a manifestarse, tal vez el principio de una corriente.
Durante la guerra de Afganistán, las madres de los soldados rusos protagonizaron una auténtica rebelión contra las autoridades. Hoy, la historia se repite, pero ahora es con la red encriptada Telegram.