En Ucrania, la segunda ciudad del país, Járkov, a sólo 30 kilómetros de la frontera rusa, lleva varias semanas sometida a bombardeos diarios. El ejército del Kremlin tiene como objetivo las infraestructuras críticas y las fuentes de energía, pero también caen misiles y bombas planeadoras guiadas en el centro de la ciudad, como en la antigua “calle Pushkin”, que ahora ha cambiado de nombre.

Con el enviado especila de RFI a Járkov, Stéphane Siohan

Incluso a mediodía, es difícil ver la luz del día en el café Makers de Járkov. El motivo es que todas las aberturas han sido sustituidas por planchas de madera contrachapada tras un bombardeo que destruyó gran parte de la calle, como explica Dmytro Kabanets, propietario del bar.

“Ocurrió a las diez de la noche, y quince minutos después llegué yo. Abrí el local y todas las ventanas se habían hecho añicos. Uno de mis camareros ya estaba allí, y lo primero que se me ocurrió fue que teníamos que hacer café. Al día siguiente, a las 8 de la mañana, ya estábamos funcionando como de costumbre, pero sólo había fisuras”, relata.

“No me gustan los bombardeos, pero me encanta mi ciudad”.

En la ciudad del noreste de Ucrania, desierta en 2022, han regresado casi un millón de habitantes, y Dmytro ha notado un auge en la creación de comercios y pequeñas empresas. Para algunos, trabajar en Járkov, es un acto de resistencia. Así, a pesar de los cortes de electricidad, Anna Zori, una joven empresaria que fabrica bolsos, se niega a exiliar su producción.

“No me gustan los bombardeos, pero amo mi ciudad. No quiero irme, quiero vivir aquí. Uno de los principios de mi trabajo es que quiero hacer bolsos hechos en Járkov, no en Kiev. La ciudad vive cuando la gente se queda aquí. Quiero ser ucraniana en Járkov, y ésta es mi forma de protestar contra los rusos”.

La única razón para que Anna se marchara sería que, por alguna desgracia, los rusos consiguieran izar su bandera en la ciudad.

Rusia intenta “aprovecharse de la debilidad actual de Ucrania”

Mientras los soldados ucranianos esperan desesperadamente las municiones prometidas por los estadounidenses, los rusos intentan aprovechar la situación para ganar terreno. En las últimas tres semanas han intensificado sus asaltos para conquistar pueblos como Otcheretyne, cerca de Avdiivka, la ciudad conquistada el pasado febrero en el frente oriental. Para el general Dominique Trinquand, antiguo jefe de la misión francesa ante las Naciones Unidas (*), el objetivo es “aprovechar la debilidad actual de Ucrania. Una debilidad en tres ámbitos. Los equipos y las municiones aún no han llegado. Las defensas ucranianas aún no se han instalado por completo, por lo que llevan cierto retraso. Y por último, la movilización en Ucrania sigue siendo parcial y les falta personal. Así que estas tres razones empujan actualmente a Rusia a explotar su ventaja e intentar ganar el mayor terreno posible.

Hay escasez de munición, eso está absolutamente claro. Ahora, hay reservas de armas y reservas de municiones. Las existencias de munición pueden desaparecer muy rápidamente. Parte de esta munición ya estaba en Polonia o Alemania, y puede transportarse rápidamente. Esto corresponde a las necesidades inmediatas de Ucrania. Así pues, creo que lo más importante ahora mismo es traer munición y, en segundo lugar, traer equipamiento: equipamiento antiaéreo, en particular munición. No tanto para la línea del frente, sino para defender las ciudades ucranianas”.

(*) El general Dominique Trinquand es autor del libro Ce qui nous attend, publicado por Robert Laffont.