El 60 aniversario del golpe militar en Brasil se vivió con un perfil bajo por decisión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que prefirió no tocar el tema para no tensar las ya de por sí complicadas relaciones con los militares.

Con nuestro corresponsal en Brasil, Joan Royo.

El presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva anunció que no habrá ningún evento oficial para conmemorar los 60 años del golpe de Estado de 1964, más allá de lo que han planeado activistas y organizaciones de la sociedad civil. 

Durante los años del gobierno de Bolsonaro los militares tuvieron mucho protagonismo, ocupando importantes ministerios y altos cargos. El golpe llegó a celebrarse de forma oficial en los cuarteles.

Algunos de esos ministros militares ahora están siendo investigados por su participación en los planes golpistas de Bolsonaro tras su derrota electoral.

En este contexto tan sensible y con la sociedad brasileña aún muy polarizada, Lula consideró que es mejor pasar página: en una entrevista reciente dijo que no quería revolver el pasado y que Brasil tiene que mirar hacia adelante, lo que provocó mucha frustración en los movimientos sociales y de memoria histórica.

Lamentan, por ejemplo, que tras más de un año de gobierno, aun no se haya recuperado la comisión que se encarga de buscar e identificar a los desaparecidos de la dictadura o que el proyecto de crear un gran museo memorial de la represión en esos años haya quedado guardado en un cajón.