Argentina, gran productor y exportador mundial de cereales, sufre una sequía histórica que ha afectado gravemente a sus cosechas de este año. Es el caso, en particular, del maíz, cuyas previsiones de producción se revisan constantemente a la baja.

Con el corresponsal de RFI en Buenos Aires, Théo Conscience.

En su último informe, la Bolsa de Comercio de Rosario prevé para este año una producción de 35 millones de toneladas de maíz, cuando al comienzo de la campaña pronosticaba 50 millones de toneladas.

Falta de lluvias y aridez del suelo

La falta de lluvias y la aridez del suelo han retrasado la siembra, cuando no la han impedido del todo. En la zona núcleo, el corazón productivo del país, ha llovido este año aproximadamente la mitad de lo habitual, mientras que las capas freáticas ya estaban en rojo.

De hecho, la sequía dura ya tres años en esta región, debido a la excepcional persistencia de La Niña, un fenómeno climático que provoca déficit de lluvias en las llanuras argentinas. En los campos, las mazorcas de maíz están atrofiadas, marchitas y amarillentas por la falta de agua, y se prevé que la producción caiga un 30% con respecto al año pasado.

Aunque Argentina fue el tercer exportador mundial de maíz en 2022, el impacto de esta caída de la producción en los precios internacionales se vio compensado, entre otras cosas, por la muy buena cosecha del vecino Brasil.

“Es casi una tragedia”

Pero para Argentina, las pérdidas son reales y tanto más significativas cuanto que no se limitan al maíz. Además de la sequía, el país vivió el verano más caluroso de su historia. Las temperaturas récord también tuvieron un gran impacto en los cultivos.

“Argentina está afrontando una sequía muy importante, lo que hizo un deterioro sobre la producción y la cosecha de granos en general, y tiene un impacto muy fuerte. Estamos hablando de que Argentina va a perder cerca del 35% de su cosecha y va a tener un impacto medio en dólares superior a 20 mil millones de dólares”, explica a RFI el economista Ramiro Castiñeira, director de Econométrica.

“Para Argentina en particular, es casi una tragedia. El PBI ya se estima que va a caer entre 3 a 4% por el impacto de la cosecha. Y después, la típica y propia inflación de Argentina que siempre se desborda. Es decir, el último dato fue 102% interanual y las proyecciones apuntan a que llega a 140% para este año”, recalca Castiñeira.

Con 11,5 millones de toneladas, la producción de trigo fue la mitad de la del año anterior. En cuanto a la soja, la Bolsa de Rosario prevé la peor cosecha en más de 20 años, con 27 millones de toneladas, a pesar de que Argentina es el mayor exportador mundial de aceite y harina de soja.