En entrevista con RFI, el politólogo Emiliano Grossman, profesor titular del Instituto de Estudios Políticos de París, expresa su inquietud por la capacidad del gobierno que resulte de las elecciones del 30 de junio y el 7 de julio para tomar decisiones y gobernar teniendo en cuenta la situación actual en la que el Parlamento francés está dividido en tres bloques que encarnan visiones políticas, estratégicas y del mundo distintas.
 

RFI. El presidente Macron no estaba obligado a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones. Incluso dijo que estas elecciones eran europeas y no tendrían ningún impacto en Francia. ¿Por qué entonces toma esta decisión sorprendente?

Es, efectivamente, una decisión sorprendente. Se han convocado pocas veces elecciones de esta manera desde 1962. Desde que las dos elecciones corresponden, es decir, las presidenciales y las legislativas, que en Francia es desde 2002, no había pasado ni una sola vez. Ningún presidente había recurrido a este mecanismo.

RFI. ¿A qué le está apostando Macron?

Hay varias posibilidades. Recordemos que él está en una situación complicada porque en el Parlamento, tras su elección en 2022, no obtuvo la mayoría. Para aprobar cada ley, tiene que luchar y negociar con el partido de Los Republicanos (derecha), con ciertos sectores de la oposición, pues de lo contrario no consigue mayorías. Convocar elecciones sería una forma de obtener esa mayoría.

Otro cálculo de Macron podría ser darle más poder a la extrema derecha y obligarlos a asumir más responsabilidades dentro del Parlamento. Esto con la esperanza de que, de aquí a 2027, cuando son las próximas elecciones, ese partido haya tenido una experiencia suficientemente negativa como para impedirle una victoria.

El tercer elemento concierne a la izquierda, cuyos partidos suman más del 30% de los votos. Si tomamos los diferentes movimientos, el Partido Socialista, los ecologistas y el Partido Comunista, están muy divididos. Tal vez, con más tiempo, ellos lograrían hacer un programa común. Pero teniendo en cuenta que son tan solo cuatro semanas, pienso que el cálculo de Macron es que para la izquierda va a ser muy difícil ponerse de acuerdo en un plan común, en una campaña común, en candidatos comunes. Recuerde que desde 2022 hay muchas tensiones en el campo de la izquierda.

RFI. Y si consideramos el propio campo de Macron, ¿cuál sería su intención?

Esto obliga a los miembros de su propio partido, incluido el primer ministro, a sobrepasar las dudas y respaldar a su Presidente. También podría forzar a la derecha, a Los Republicanos, a unirse completamente a la mayoría presidencial. Esto me parece el cálculo más probable de Macron, si bien, aclaro, esto me parece muy ideal. Y usted sabe muy bien que en política los cálculos estratégicos son vanos y es muy probable que nada de esto efectivamente ocurra. Por eso se dice que nosotros los politólogos somos "muy buenos para predecir el pasado, pero muy malos para predecir el futuro".

RFI. ¿Cómo se perfila el nuevo Parlamento?

Lo más probable es que el nuevo Parlamento sea tan indeciso como el actual. O peor, es decir, con una parte mucho más importante de diputados de la extrema derecha, del Agrupamiento Nacional de Marine Le Pen. Actualmente ellos tienen 88 escaños, lo que corresponde más o menos a 15%. Ese partido podría duplicar esa cifra. Pero esto no les va a permitir alcanzar una mayoría en el gobierno. En todo caso, el Parlamento sería incluso más ingobernable de lo que es ahora. Pienso que el grupo Renaissance (oficialista) va a perder votos y no creo que la derecha, Los Republicanos, logre conseguir más escaños. En realidad, estamos ante una estrategia muy arriesgada que puede llevar al bloqueo de gobierno, lo que sería bastante costoso de cara a las elecciones del 2027 pues se estaría allanando el camino para una victoria de la extrema derecha.

RFI. Recordemos que Macron no ha puesto en juego su cargo como presidente, sino el de su gobierno. En la historia de Francia hay experiencias de un presidente de un partido y de un primer ministro de un partido diferente, es lo que aquí se llama "cohabitación". ¿Qué tan grave es esta situación?

En el sistema político francés hay un presidente electo directo, pero también un primer ministro que corresponde a la mayoría del Parlamento. Por lo general, las dos mayorías concuerdan. Cuando las dos mayorías no concuerdan, el primer ministro se desempeña como en un sistema parlamentario, es decir, que el verdadero jefe de gobierno es el primer ministro. Y el presidente pasa a un plano más secundario. ¿Es problemática esta cohabitación? No, no es muy grave desde un punto de vista institucional. Hay la imagen de que la cohabitación genera un gobierno ineficiente, bloqueos y cosas por el estilo. Pero los estudios en realidad no demuestran eso.

RFI. Por último, ¿qué es para usted lo más inquietante de la situación hoy en Francia?

Macron necesitaría que una mayoría de diputados no se le opusiera. Pero esto me parece en este momento muy difícil porque estamos ante un Parlamento tripolar: un bloque de centro-centroderecha, uno de izquierda y otro de extrema derecha. Son tres bloques más o menos equivalentes con la extrema derecha, que sería, probablemente, el más importante. Esos tres bloques no se pueden poner de acuerdo. Son realmente tres mundos diferentes, con visiones estratégicas y políticas muy diferentes. Esto es lo que más me preocupa no solo como politólogo, sino a nivel personal, como ciudadano de este país, pues la capacidad del gobierno de tomar decisiones, su capacidad de gobernar, se va a ver muy diezmada.