“Estamos en las calles pidiendo la anulación y repetición de elecciones. Estamos en contra de la violencia; la violencia que llevamos experimentando durante años bajo este gobierno es cada vez más grande”, decía Nikola Pavlovic, en una de calles de la capital serbia cortadas por estudiantes de la Universidad de Belgrado.

Desde el anuncio de la victoria del Partido Progresista Serbio (SNS) en las elecciones del pasado 17 de diciembre, la oposición ‘Serbia contra la Violencia' ha organizado manifestaciones, denunciando fraude electoral y exigiendo su repetición.

Organismos internacionales también han calificado de “injustos” estos comicios debido a  irregularidades como la compra de votos y el relleno de urnas. Además, destacaron las condiciones de ventaja para el partido en el poder, como el abuso de recursos públicos para su campaña, la influencia indebida de Vučić o el control de los medios de comunicación.

Las protestas, que ya se alargan por una semana, se saldaron el pasado domingo con dos policías heridos y alrededor de 35 detenidos durante un ataque al Ayuntamiento de Belgrado.

“Hemos bloqueado las calles principales, nuestra lucha sigue, poco importa cómo”, asegura Pavlovic.

Por su parte, el presidente serbio, Aleksandar Vučić, considera las protestas un “intento de derrocar al gobierno” con ayuda del extranjero.