Conversamos con Carlos Castresana, fiscal español que durante 10 años estuvo a cargo de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, sobre la perspectiva a la segunda vuelta de las elecciones guatemaltecas el próximo 20 de agosto.

Este lunes, Estados Unidos pidió una segunda vuelta guatemalteca transparente, sin interferencias ni acoso a los candidatos, después de que las garantías democráticas de los comicios se hubieran visto peligrar por una serie de irregularidades. Entre ellas, el allanamiento a la sede del partido Semilla del candidato Bernardo Arévalo y la no oficialización inmediata de los resultados electorales en la primera vuelta. Carlos Castrana nos ayuda a comprender la situación.

RFI: El candidato Arévalo denunció que todo este accionar no es otra cosa que maniobras de las cúpulas de poder, carcomidas por la corrupción y asustadas por perder su influencia… ¿Usted decía algo similar en 2017 cuando la continuidad de la CICIG estaba en entredicho?

Carlos Castresana: Era un país que desgraciadamente vivía al margen del principio de legalidad. Las controversias se resolvían a balazos en vez de resolverse con las herramientas del Estado de derecho. La contribución principal de la CICIG fue mostrar a los guatemaltecos, y yo creo que ellos entendieron perfectamente el mensaje, que en una sociedad democrática las diferencias que existan entre personas, entre instituciones, o entre partidos políticos hay que resolverlas por los cauces democráticos establecidos en la Constitución.

Hemos vivido en la presidencia de Jimmy Morales, pero sobre todo en la presidencia de Alejandro Giammattei, cómo grupos que se habían sentido perjudicados por la acción de la legalidad se agruparon frente al enemigo de la legalidad que amenazaba sus intereses. Lo que estamos viviendo estos días y estas semanas, esos intentos de poner zancadillas a ciertos candidatos, no es más que intentar ganar de una manera tramposa aquello que no se gana limpiamente en las urnas. Pero yo espero que prevalezca la voluntad del pueblo guatemalteco.

RFI: La primera voluntad electoral en Guatemala dejó una voluntad popular de cambio, ¿a qué lo atribuye usted?

Carlos Castresana: Yo quiero ser optimista. Yo creo que se ha consolidado el mensaje para la sociedad guatemalteca de que es mejor vivir en convivencia, con las herramientas del Estado de derecho, que vivir en una eterna circular de violencia y de corrupción. Otra cosa es que esos grupos que se sentían perjudicados por esos avances hayan reaccionado muy violentamente, y es lo que hemos vivido en estos últimos años y también lo que están intentando reproducir en estas últimas semanas.

Yo creo que la sociedad guatemalteca con serenidad, más el apoyo decidido de la comunidad internacional, de Naciones Unidas, de la Unión Europea, de Estados Unidos, de los otros países influyentes de la región de Latinoamérica y Caribe, harán posible que la voluntad popular sea respetada y que sea elegido presidente quien decidan los guatemaltecos y no quien quieran imponer estos grupos que siempre están en contra de la corriente principal, protegiendo sus intereses particulares en vez del interés general.

RFI: Independiente de quien sea el ganador de esa segunda vuelta, deberá gobernar en un país en el que hay redes de corrupción, grupos de presión, etc. ¿Será posible la gobernabilidad?

Carlos Castresana: Unas pocas personas que todavía controlan las instituciones en el país van en una dirección que favorece a ciertos intereses particulares. Y lo mismo me da que diga usted el del narcotráfico o el de los grupos vinculados a la violencia en el conflicto armado, etcétera. Yo creo que la voluntad de la mayoría de los guatemaltecos, sea la que sea, si es el candidato A o la candidata B, tiene que prevalecer. Y una vez que eso se garantice y yo espero que se garantice, los electos tienen que asegurarse de que los cargos públicos representativos sean ocupados por personas idóneas, de reconocida honorabilidad y que, como digo, sirvan a los intereses generales y no a los intereses particulares de estos grupos de presión.