Gracias a la mediación del Presidente brasileño Lula Da Silva y del Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas, los Jefes de Estado de Venezuela y Guyana se reunieron el jueves en un intento de reducir las tensiones en la disputa territorial que mantienen por la región del Esequibo. La reunión marca el inicio de una fase de diálogo.

Nicolás Maduro e Irfaan Ali se reunieron ayer por la tarde en Kingstown, la capital de San Vicente y las Granadinas. El objetivo del encuentro era transmitir el mensaje de que "el diálogo está abierto entre las dos naciones".

El Primer Ministro del país anfitrión, Ralph Gonsalvez, leyó una declaración conjunta en la que ambos Estados acordaban proseguir el diálogo.

Guyana y Venezuela "acordaron que directa o indirectamente no se amenazarán, ni utilizarán la fuerza mutuamente en ninguna circunstancia, incluidas las derivadas de cualquier controversia existente entre ambos Estados", indicó parte de una declaración conjunta leída por Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas, sede del encuentro.

También "acordaron que cualquier controversia entre los dos Estados se resolverá de conformidad con el derecho internacional, incluido el Acuerdo de Ginebra", añadió el escrito.

Los mandatarios cerraron con un estrechón de manos una reunión de unas dos horas en San Vicente y las Granadinas, promovida por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) y la Comunidad del Caribe (CARICOM), con apoyo de Brasil.

 Antes de la lectura de la declaración conjunta, el presidente Ali, que acudió a la cita con un brazalete con el mapa del Esequibo, insistió en el derecho de su país a explotar su "espacio soberano".

"Guyana no es el agresor, Guyana no está buscando la guerra, Guyana se reserva el derecho de trabajar con nuestros aliados para garantizar la defensa de nuestro país", señaló Ali en una rueda de prensa posterior, sin ceder en su posición sobre el diferendo.

"Guyana tiene todo el derecho (…) a facilitar cualquier inversión, cualquier sociedad (…), la expedición de cualquier licencia y el otorgamiento de cualquier concesión en nuestro espacio soberano".

La reunión se realizó en medio de una creciente preocupación por los duros cruces de declaraciones entre ambos mandatarios por el Esequibo, una zona de 160.000 km2 rica en petróleo y en recursos naturales que administra Georgetown y reclama Caracas.

Maduro, cuya delegación viajó a San Vicente y Granadinas con un mapa de Venezuela que incluye el Esequibo como parte de su territorio, celebró la "victoria del diálogo" a su llegada al país la noche del jueves.

"Fue una jornada fructífera, intensa, por momentos tensa, pero donde pudimos hablar con la verdad", dijo Maduro desde el aeropuerto internacional de Maiquetía, que sirve a Caracas.

El mandatario venezolano vio la cita como "un paso histórico" para "abordar de manera directa la controversia territorial", pero Ali negó que la disputa estuviese en agenda e insistió en su posición de que esta debe resolverse en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), cuya jurisdicción es desconocida por Venezuela.

Aunque se trata de un litigio centenario, la disputa recrudeció en 2015 luego de que la petrolera estadounidense ExxonMobil descubriera grandes yacimientos de crudo en la zona en reclamación.

Venezuela acusa a Guyana de dar concesiones en aguas marítimas por delimitar, y después de un referendo sobre la zona en reclamación, el pasado 3 de diciembre, inició un proceso para otorgar licencias de la estatal PDVSA en aguas en disputa.

La consulta aprobó además crear en la región una provincia de Venezuela y dar la nacionalidad a sus habitantes.

Guyana, que vio la consulta como una "amenaza", llevó el caso al Consejo de Seguridad de la ONU y anunció contactos con "socios" militares como Estados Unidos, que hizo ejercicios militares en el Esequibo.

Brasil reforzó por su parte sus frontera norte. El gigante sudamericano desempeñó un papel central en este acercamiento. “Existe una preocupación porque se ha creado un clima de tensión y desencuentro que de ninguna manera le conviene a Brasil o a la estabilidad de Latinoamérica”, estima Paulo Velasco, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Rio de Janeiro.

“Especialmente en el momento en que el Gobierno brasileño intenta recuperar un poco de la confianza internacional perdida en los años del Gobierno Bolsonaro y busca proyectarse como una especie de liderazgo global.  Nos preocupa, y si no fuera no estaríamos participando directamente hoy ahí de las discusiones en el Caribe”, dice a RFI.

Por otro lado, “a Venezuela en este momento, no le interesa ir un poco en el sentido contrario a los intereses de Brasil porque es un socio que es muy importante para Venezuela en el momento en que estamos reabriendo la Embajada en Caracas.  Creo que Brasil tiene una ascendencia y una influencia muy grande”, asegura Velasco.