Los mortíferos ataques israelíes sobre la población de Gaza no cesan. El territorio palestino está sitiado y la ayuda humanitaria es prácticamente inexistente. La principal consecuencia es, una vez más, la desnutrición de la población gazatí.

Sigue sobre la mesa un plan de alto el fuego para intentar poner fin a la guerra en Gaza y conseguir la liberación de los rehenes israelíes. Hamás, que no acepta el plan, guarda silencio, pero tampoco lo rechaza. Por su parte, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahou, se mantiene ambiguo. Parece aprobar el plan con sus aliados occidentales, pero se niega a respaldarlo oficialmente en su propio país, por miedo a precipitar la caída de su gobierno. Sus ministros de extrema derecha exigen que continúen los combates. Mientras tanto, la situación humanitaria en Gaza sigue deteriorándose. Sin acceso a ayuda suficiente, sus habitantes vuelven a estar expuestos a la desnutrición.

En el centro de la Franja de Gaza, el hospital Al Aqsa es uno de los pocos que siguen funcionando. Arwa Mhaissin tiene dos hijos: una hija, Razane, y un niño, Nour. “Lo amamanté durante nueve meses, pero tuve que destetar durante la guerra. Me he quedado sin leche porque yo misma me he quedado sin comida. Hay que comer un mínimo de alimentos, yogures y otros productos lácteos, y beber zumos de frutas. Pero ya no encontramos estos productos en el mercado. La alternativa para el bebé sería conseguir leche en polvo. Pero no encuentro ninguna”.

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“Deficiencias vitamínicas”

Debilitado, el bebé se encuentra estable por el momento. Pero su hermana mayor, Razane, ya ha sido ingresada en la planta de pediatría del Dr. Charif Matar. “Razane tiene cinco años. Sufre desnutrición grave. Esto le provoca infecciones del sistema respiratorio. Tiene neumonía. También padece enfermedades de la piel por falta de vitaminas. Su cuerpo ya no recibe las proteínas que necesita para sintetizar los aminoácidos esenciales. Se encuentra en estado catabólico. En otras palabras, su cuerpo se está autodestruyendo”.

En Gaza, la mayor parte de la ayuda procedía de Egipto, a través de la terminal de Rafah. A principios de mayo, este paso quedó bajo control israelí. Ahora está cerrado. El Estado hebreo deja pasar por su territorio un pequeño número de camiones para transportar la ayuda internacional. Pero no son suficientes.