Desde hace una semana, en la ciudad siria de Homs se escuchan disparos y operaciones de rastrillaje contra los últimos leales al antiguo régimen. Los hombres de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) que propiciaron la caída de Bashar al-Asad están dando caza a antiguos oficiales y soldados, así como a milicianos que se niegan a entregar las armas. Varias personalidades han sido detenidas, entre ellas uno de los responsables de las cámaras de vigilancia de la prisión de Saidnaya. En el corazón de estos barrios, sometidos a un peine de púas finas, se encuentra la población alauita, asimilada al sanguinario régimen de Asad, y que clama contra la injusticia y el sectarismo de los combatientes del HTS.

Por Aabla Jounaidi, enviada especial de RFI a Homs

En los últimos días, varios barrios predominantemente alauitas de Homs han sido asediados. Se han multiplicado los disparos de advertencia para que la gente vuelva a casa, los sobrevuelos de drones, los registros y las detenciones, algunas de ellas con mano dura… Abu Bakr Sheikh Al Souq, miembro de una brigada del HTS, explica a RFI. “Se trata de una operación dirigida contra los últimos elementos del régimen 'fugitivo'. ¿Por qué estos barrios? Porque la gente se ha negado a registrar sus armas, a pesar de varios llamamientos, a pesar de la instalación de oficinas específicas en sus barrios. Nadie se presentó, ni siquiera los sospechosos. Así que hemos venido a detenerlos para evitar problemas. Ha habido detenciones. Y enfrentamientos, porque algunos siguen resistiéndose”, asegura.

En una mezquita del barrio de Wadi-Dahab se ha creado un registro de “desaparecidos” para todas las familias que no tienen noticias de sus parientes detenidos. “En la calle Jamil-Serhan se llevaron a todos mis hermanos. Que nos los devuelvan, y si están muertos, que nos lo digan. Entonces sabremos qué hacer. Mis hermanos no llevaban armas, no encontraron nada”, dice una mujer. “Mi hijo llevaba un arma para defendernos, a ti, a mí, a todos. No por el poder. Y cuando eres pobre, no tienes elección. No tienes fortuna, ni dinero. Entras en el ejército para vivir, para ganarte la vida”, añade otra.

Tensiones crecientes entre las familias y las nuevas autoridades

Asaltado por las quejas, el imán alauita Mohieddine Saloum intentó calmar los ánimos. “Escucho su dolor. Les diría a mis hermanos sunitas que no encierren a nuestros hijos sin ninguna razón ni prueba legal. Pero debemos seguir guiándonos por la razón. Juro que algunos intentan enfrentarnos, en Facebook y en otros sitios, insultando a los alauitas. ¿Qué pretenden nuestros enemigos? Sembrar el odio para justificar nuestra masacre. ¿Debemos darles esta oportunidad?”, pregunta.

Tras las buenas palabras, el imán espera que las nuevas autoridades actúen. Fuera, los combates continúan, incluso con armas pesadas contra los acusados por HTS de tener las manos manchadas de sangre.