Francia vuelve a ser en el primer productor de vino del mundo. Sin embargo, el cambio climático dio lugar a la cosecha de vino más pequeña del mundo desde 1961, según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). Italia y España se ven muy afectadas, al igual que Sudáfrica. Como resultado, se exportan menos botellas, mientras que los precios están subiendo.

Por Agnieszka Kumor

En 2023, la producción mundial de vino ascendió a 237 millones de hectolitros. Esta cifra es ligeramente inferior a las primeras estimaciones publicadas por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) el pasado mes de noviembre. Esto se debió a las cosechas italianas (-23%) y españolas (-20%), que se vieron especialmente afectadas por los caprichos del clima y la profusión de enfermedades de la vid.

España ha alcanzado su nivel más bajo de producción de vino desde 1995. Esto se debe a las temperaturas extremas que han azotado el país, provocando sequía en los viñedos, señala la OIV. Las calamidades climáticas también están en el origen de la notable caída de la cosecha en el hemisferio sur (47 millones de hectolitros, es decir, un -15% respecto a 2022).

Muchos países están preocupados, en particular Sudáfrica, con 9,3 millones de hectolitros de vino producidos, una caída del 10%. Después de años de sequía, este país lucha contra las enfermedades de la vid, especialmente las causadas por hongos. En 2024, los productores sudafricanos esperan que su producción alcance los 9,4 millones de hectolitros. Sin embargo, es difícil saber si este ligero aumento (+1%) de la producción permitirá al país exportar más.

Disminuye el consumo mundial

La menor producción de vinos y la disminución del poder adquisitivo están reduciendo el consumo. Varios factores están contribuyendo a esta disminución. Desde 2018, China consume menos vinos. Y luego, la pandemia de Covid-19 y las restricciones sanitarias que le siguieron reforzaron esta tendencia a la baja.

La reapertura gradual de los países ha permitido repuntar las ventas, pero desde 2022, las tensiones geopolíticas, el conflicto en Ucrania y la crisis energética, así como los problemas en la cadena de suministro, han elevado los costes de toda la cadena de valor, desde los productores de vino hasta los distribuidores y los importadores. Un aumento medio del precio de exportación del 2% por botella se traslada en gran medida a los consumidores.

Valor en aumento

En este complicado contexto, el comercio mundial del vino está cayendo bruscamente en volumen, pero aumentando en valor. Las exportaciones de vino alcanzaron los 36.000 millones de euros, un nivel récord por segundo año consecutivo.

Mientras que Italia, Francia y España son los países que más exportan, Estados Unidos sigue siendo el principal mercado vitivinícola del mundo en términos de valor. El país sigue importando botellas de todo el mundo, a pesar de que la inflación se acelera al otro lado del Atlántico. En marzo, fue del 3,5% interanual.