El supertifón Man-yi, que podría tener un impacto "potencialmente catastrófico" en Filipinas, tocó tierra en el archipiélago el sábado 16 de noviembre, provocando olas de hasta 14 metros de altura, según el organismo meteorológico estatal. Es la sexta tormenta que llega al archipiélago en un breve lapso de tiempo.
 

Más de 650.000 personas abandonaron sus casas antes de la llegada de este "supertifón" para evitar el impacto de un fenómeno meteorológico con vientos que a las 21H40 (13H40 GMT) alcanzaron los 195 kilómetros por hora en el municipio de Catanduanes, en una isla de la región de Bícol, frante a la de Luzón, la principal del archiélago.

Esta tormenta, la sexta en azotar Filipinas en el último mes, amenaza a millones de habitantes. Al menos 163 personas murieron en las anteriores, que dejaron a miles sin hogar, destruyeron cosechas y diezmaron ganados.

Man-yi podría llegar a Luzón, la isla más poblada y motor económico del país, como supertifón o tifón el domingo por la tarde.

"Se perfila una situación potencialmente catastrófica y mortal en el noreste de la región de Bícol a medida que el supertifón 'Pepito' sigue intensificándose", declaró la agencia meteorológica en su última actualización, empleando el nombre local de la tormenta y refiriéndose a la parte sur de la isla principal, Luzón.

El gobierno pidió el sábado a la población que hiciera caso de las advertencias y se refugiara.

"Si es necesaria una evacuación preventiva, llevémosla a cabo y no esperemos a la hora de peligro para evacuar o buscar ayuda, (…) estaremos poniendo en peligro no sólo nuestras vidas, sino también las de nuestros rescatadores", declaró Marlo Iringan, subsecretario de Interior.

En la provincia de Albáy, Myrna Perea, su marido y sus tres hijos se refugiaron en un aula con otras nueve familias tras recibir la orden de abandonar su casa, hecha de chapa metálica.

Los cinco compartieron un colchón bajo el único ventilador que colgaba del aula. "Aunque la casa quede destruida, lo importante es no perder a ningún miembro de la familia", declaró Perea, de 44 años.

Los científicos afirman que el cambio climático incrementa la intensidad de las tormentas, provoca lluvias más intensas, inundaciones repentinas y ráfagas de viento más violentas.

Cada año, una veintena de grandes tormentas y tifones azotan Filipinas o sus aguas circundantes, matando a decenas de personas, pero es raro que se produzcan varios fenómenos meteorológicos de este tipo en un breve espacio de tiempo.

(Con la AFP)