Matiullah Wesa, creador de la fundación PenPath1 y defensor de la educación para niñas, fue arrestado en Afganistán, país que prohíbe la educación de las mujeres después de la primaria.

"Matiullah había terminado sus oraciones y salía de la mezquita cuando fue detenido por unos hombres en dos vehículos. Cuando Matiullah les pidió ver sus documentos de identidad, lo golpearon y se lo llevaron por la fuerza” – relata su hermano, Samiullah Wesa.

Más tarde, la misión de la ONU en Afganistán, la UNAMA, confirmaba la información del arresto de Wesa en Kabul y pedía explicaciones al régimen talibán: “La misión pidió a las autoridades aclarar dónde se encuentra, los motivos de su detención y brindarle acceso a representación legal y contacto con su familia" dice la UNAMA en Twitter.

Se trata quizás de una detención injusta pero no sorpresiva. El gobierno talibán excluyó el año pasado a las niñas de la educación secundaria, lo que convirtió a Afganistán en el único país del mundo que prohíbe la educación de las mujeres más allá de la primaria.

La organización fundada por Matiullah, que hace campañas por las escuelas y reparte libros en áreas rurales, se ha dedicado a comunicar la importancia de la educación para niñas entre los líderes de las aldeas. Desde la prohibición educativa para niñas, Wesa ha seguido visitando zonas remotas para generar apoyo entre los pobladores: "Estamos contando horas, minutos y segundos para la apertura de las escuelas para niñas. El daño que el cierre de escuelas causa es irreversible e innegable", tuiteó la semana pasada Wesa al comenzar el año escolar en Afganistán.

Recordemos que los talibanes impusieron una severa interpretación del islam desde su regreso al poder en agosto de 2021, tras el retiro de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN, que apoyaron a los gobiernos previos. Los líderes talibanes, quienes también impiden a las mujeres asistir a la universidad, han dicho que reabrirán las escuelas para niñas cuando se cumplan ciertas condiciones. Dicen no tener fondos ni tiempo para adaptar los programas escolares acorde con los lineamientos islámicos.

Los talibanes hicieron promesas similares durante su primer gobierno, de 1996 a 2001, pero las escuelas para niñas nunca reabrieron en esos años. Se cree que la orden contra la educación de niñas provino del líder supremo de Afganistán, Hibatullah Akhundzada, y sus allegados ultraconservadores, quienes son escépticos de la educación moderna, en especial para mujeres.

Además de generar indignación internacional, el cierre provocó críticas dentro del movimiento, con algunos altos cargos del gobierno de Kabul y otros funcionarios opuestos a la decisión. En Afganistán, un país profundamente conservador y patriarcal, las actitudes hacia la educación femenina han variado lentamente en áreas rurales, donde reconocen sus ventajas.