Del viernes 6 al domingo 8 de septiembre, los rusos votaron en las elecciones regionales, parlamentarias y municipales parciales. Los comicios estuvieron estrechamente controlados por las autoridades, que tomaron el recaudo de eliminar a cualquier candidato que pudiera cuestionar la política llevada a cabo por el presidente ruso.

Los comicios se celebraron bajo el férreo control de las autoridades rusas. Y al término de las votaciones de este fin de semana en las elecciones regionales, parlamentarias y municipales parciales, no hubo verdaderas sorpresas. Las comisiones electorales ya habían eliminado semanas antes de la votación a los candidatos de la oposición susceptibles de desafiar las políticas del Kremlin, tanto internas como externas.

El voto electrónico también ganó terreno, sobre todo en los territorios anexionados del este de Ucrania. La imparcialidad de este método de votación depende de cómo se cuenten los votos en el sistema. Sobre todo, porque en varias ciudades rusas, como Moscú, el voto físico fue complicado. No había boletas en los colegios electorales. Y para poder depositar la papeleta en la urna, había que encargarla varios días antes de la votación y recibirla por correo.

En tales condiciones, muchos ciudadanos que se negaban a votar electrónicamente se resignaban a no acudir a las urnas. Como resultado, los gobernantes de la mayoría de las regiones vencieron a sus oponentes por resultados muy claros, sin sorpresas. Esto hace que algunos rusos se cuestionen amargamente el sentido de acudir a las urnas.