El martes 17 de septiembre, el Parlamento georgiano aprobó en tercera y última lectura una serie de leyes ‘sobre valores familiares y protección de menores’. Este paquete de leyes también es conocido por sus partidarios como ‘antipropaganda gay’ o ley LGBT. Los opositores consideran que estas leyes son medidas destinadas principalmente a restringir diversas libertades en el país y a aislarlo de Occidente para devolverlo a la órbita de la antigua potencia colonial rusa.

Este paquete de leyes “sobre los valores familiares y la protección de los menores” aborda cuestiones como el matrimonio, que se define únicamente “entre un hombre y una mujer”, la adopción abierta sólo a las parejas heterosexuales y la prohibición de la “propaganda de las relaciones homosexuales”, explica el corresponsal de RFI en Tiflis, Régis Genté.

Estos textos fueron adoptados por los diputados del partido gobernante Sueño Georgiano, con 84 votos a favor y 0 en contra. Los diputados de la oposición boicotean el Parlamento desde la adopción, en mayo, de la ley sobre los “agentes extranjeros”, que califican de “ley rusa”.

Una ley que “vulnera derechos fundamentales”

Mientras el partido en el poder justifica estas nuevas disposiciones legislativas por la necesidad de proteger la cultura nacional, los diputados de la oposición y las principales ONG georgianas deploran la adopción de leyes que discriminan a una minoría.  También condenan medidas represivas como la prohibición de reuniones para “promover las relaciones homosexuales”, que puede interpretarse de forma muy amplia.

La Unión Europea consideró a principios de septiembre que “socava los derechos fundamentales de los georgianos y corre el riesgo de reforzar la estigmatización y la discriminación de una parte de la población”. El miércoles, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, pidió a Georgia que abandonara esta ley, una norma “discriminatoria” que “aleja aún más” al país en su proceso de adhesión a la UE.

En Rusia, hace unos diez años se adoptó una legislación similar contra la “propaganda LGBT”, que desde entonces se ha ampliado considerablemente, y Moscú incluso ha añadido el “movimiento internacional LGBT” a su lista de entidades declaradas “terroristas y extremistas”.

Las ONG georgianas también denuncian estos textos que, al igual que la “ley sobre agentes extranjeros”, pretenden romper los lazos con Occidente y, por tanto, proseguir el acercamiento a Moscú. Los opositores de Tiflis acusan al partido Sueño Georgiano de buscar el acercamiento a Moscú y poner en peligro la esperada adhesión de su país a la Unión Europea.

En cualquier caso, la aprobación de la ley por el Parlamento podría avivar las tensiones en el país en vísperas de las cruciales elecciones legislativas previstas para el 26 de octubre.