En Portugal, el nuevo gobierno presidido por el líder del Partido Socialdemócrata, Luis Montenegro, tomó posesión el 2 de abril. Sólo dispone de una mayoría muy relativa en la Asamblea, con 80 diputados cuando necesita 115. El nuevo jefe del gobierno portugués deberá hacer frente a una grave crisis social.

Con nuestra corresponsal en Lisboa, Marie-Line Darcy

Luis Montenegro sabe que tendrá que encontrar apoyos en su derecha, e incluso negociar con los socialistas de la oposición algunos temas que no pueden gestionarse por decreto. El Jefe del Gobierno, centrista y moderado, ha descartado la idea de acercarse al partido de extrema derecha Chega, que cuenta ahora con un grupo parlamentario de 50 diputados.

A corto plazo, Montenegro tendrá que lidiar con el candente asunto de la función pública. Los cuerpos de sanidad, educación y policía reclaman una mejora de sus carreras y salarios.

Y tras una especie de tregua electoral, profesores, policías y personal sanitario podrían volver pronto a las calles. Luis Montenegro, el candidato, había prometido actuar con rapidez. Montenegro, como Jefe de Gobierno, puede contar también con el superávit presupuestario de más de 3.000 millones de euros dejado por los socialistas. Otros grandes proyectos son la crisis de la vivienda, que se agrava y perjudica el clima social.

Por último, dos grandes temas polémicos están sobre la mesa: la ubicación del futuro nuevo aeropuerto de Lisboa y la privatización de TAP, la compañía aérea nacional.