Para el profesor de la Universidad de Bolonia Lori Zanatta, Meloni se ha convertido en la líder de nuevos movimientos de derechas y populistas europeos. El desafío histórico de la primera ministra italiana es 'lograr encauzarlos dentro de la tradición democrática europea', dice.

RFI: Meloni ha salido fortalecida de las elecciones europeas, una hazaña teniendo en cuenta las derrotas de Macron y Scholz ante la extrema derecha en sus respectivos países. Macron se vio obligado incluso a disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas tras la humillante derrota sufrida en las elecciones europeas. Meloni llega enormemente fortalecida, ya que su partido de extrema derecha arrasó en esas elecciones. En la reciente reunión del G7 en Italia, se aprobó además un préstamo de 50 mil millones de dólares para Ucrania. Meloni es una firme defensora de Kiev. Como cereza en el pastel, el derecho al aborto fue eliminado de la declaración del G7, tal como ella deseaba. ¿Está viviendo Meloni su momento más brillante desde que llegó al poder?

Es cierto que la cumbre del G7 tuvo lugar en Italia, en Bari, y Meloni fue la anfitriona. Esto, en cierta medida, contribuye a lo que usted menciona. Además, se ve fortalecida no solo por su triunfo en las elecciones europeas, sino también porque se inscribe en la ola de partidos y movimientos de derecha que vienen triunfando en Europa y en otros lugares del mundo. Pero de ahí a afirmar que estamos presenciando el nacimiento de un nuevo liderazgo europeo, me parece exagerado. Italia, el país de Meloni, tiene varios problemas estructurales que no logra resolver. Italia es un país políticamente fragmentado, si no fracturado.

RFI: ¿Y si comparamos a Meloni con Macron?

Bueno, si la comparación es con Macron, ahí sí. Pero en ese caso, habría varios responsables que podrían considerarse como nuevos líderes europeos, y no solo Meloni. Macron acaba de sufrir una derrota de relevancia histórica en muchos sentidos. Yo diría, más bien, que Meloni es la líder de nuevos movimientos de derechas y populistas europeos. Su desafío histórico es lograr encauzarlos dentro de la tradición democrática europea. El riesgo es que algunos de ellos se desvíen. Si ella decide desempeñar ese rol, su labor podría ser importante. Su cambio de actitud con respecto a Ucrania al llegar al gobierno, al mostrarse a favor de la posición ucraniana y en contra de Rusia, es un ejemplo en ese sentido. Si hablamos de ese modelo de liderazgo, pienso que sí, que ella podría ser un buen modelo. Al mismo tiempo, no estoy seguro de que pueda tener tanta influencia.

RFI: Para algunos, Meloni encarna a una política europea capaz de gobernar aliándose con la centro-derecha y los populistas sin que su país caiga en ruinas ni en desgracia. ¿Comparte usted ese análisis?

Primero, hay que tener en cuenta que el sistema político italiano es bastante complejo. La estructura institucional italiana y la cultura política de nuestro país tienden a arrastrar hacia el centro. Nuestro sistema logra, digamos, metabolizar los extremos. Esto no ocurre necesariamente en otros países. Pero, volviendo a su pregunta, sí, efectivamente, Meloni podría representar eso: un movimiento que viene de la oposición, con una actitud populista y anti-sistema, pero que, al llegar al gobierno, se modera. Se modera y, por lo tanto, se inscribe en la dialéctica política del sistema liberal democrático.

RFI: El punto de apoyo de Meloni, su piedra angular, es la inmigración. De ahí partió. Algunos analistas afirman que ella ha sabido adoptar una posición razonable en ese frente, demarcándose de los populistas italianos. ¿Qué piensa usted?

Usted tiene razón en el sentido de que la inmigración es la madre de todos los problemas. La inmigración implica problemas de todo tipo: económicos, fiscales, geopolíticos, culturales y religiosos. Siempre ha sido así. Desde un punto de vista histórico, no hay ninguna novedad, salvo en la magnitud del fenómeno que estamos viviendo hoy. La actitud casi xenófoba que tenían Meloni y sus aliados desde la oposición se transformó cuando llegaron al gobierno. Han tratado de dar una respuesta a un fenómeno que no va a cambiar dependiendo del color del gobierno en Roma. Es más, los flujos migratorios han crecido desde que Meloni llegó al poder. Todas las amenazas de expulsiones o medidas xenófobas no han sido implementadas porque es un fenómeno demasiado complejo para enfrentarlo solo con lemas y gritos. Su gobierno tiene una actitud mucho más razonable y de colaboración con otros Estados europeos, lo cual me parece positivo.