El último número del cómic Spirou, protagonizado por el célebre botones, ha destado una polémica en Bélgica. La editorial Dupuis lo retiró hace un mes de las librerías, tras las denuncias de “racismo” y “misoginia” por una usuaria de TikTok que se hizo viral. Ahora, los ejemplares se venden en internet por diez veces el precio original.

Bélgica, una de las cunas del cómic, ha vuelto a vivir una nueva polémica por una historieta. Esta vez ha afectado a uno de sus personajes más icónicos, Spirou. La editorial Dupuis ha retirado el último número de sus aventuras, “Spirou et la gorgone bleue” (Spirou y la gorgonia azul), y no se puede comprar en ninguna tienda.

Spirou nació a finales de los años 30, de la mano del creador Jean Dupuis y el dibujante belga Rob-Vel, en que se narran las vivencias de un botones de hotel que decide recorrer el mundo con su amigo reportero Fantasio. Tras la muerte del dibujante original, varios autores han tomado el relevo para contar nuevas historias. Los últimos fueron sido Danny y Yann. El primero, belga, es el que se encargó de dibujar a los personajes.

Lo paradójico es que el cómic se publicó hace poco más de un año, en septiembre de 2023, y fue un número más que durante este largo año nadie le prestó atención. Pero a finales de octubre empezó una cascada de reacciones de varios internautas. En concreto, una joven en TikTok subió un video en la red social en que lamenta que en los dibujos los personajes negros parecen “simios”, con rasgos exagerados, boca y nariz, y las mujeres son retratadas como personajes extremadamente sexualizados, muy al estilo de los cómics japoneses, y con escasa inteligencia. “Mientras que en las personas blancas se pueden ver claramente sus rasgos humanos, a los personajes negros, podríamos decir que claramente son simios”, denuncia Charlotte, una joven muy conocida en la red social, y cuyo video ya ha superado el millón de visualizaciones. Al video se sumaron más críticas de otros internautas que tachan al cómic de “racista” y “misógino” y que consideran que el cómic es representación de la mente colonialista que persiste aún en la sociedad.

El video se viralizó de tal forma que a los pocos días, la editorial Dupuis y que ostenta los derechos de autor, decidió retirarlo del mercado. “Nuestra intención no era provocar ningún malestar ni herir a nadie”, aseguró la editorial en un comunicado en que también admitieron que es una edición que se inscribe “en un estilo de representación caricatural heredado de otra época” y reconocen “el error” y que la percepción de la sociedad también ha cambiado.

Por su parte, el co-dibujante del cómic, Dany, admitió “el error” y reconoció que mantuvo “los códigos” dibujados por Franquin, uno de los autores que más dibujó a Spirou en el pasado, especialmente en la década de los años 60 y 80, cuando socialmente se caracterizaba a las personas de raza negra de forma habitualmente despectiva. “Lamento realmente haber herido a personas”, recogió a preguntas de la prensa belga y francesa. Por el momento, el Festival del cómic de la ciudad de Angers, ha anunciado que Dany ya no estará entre los autores invitados.

 

La polémica ha seguido durante días tanto en Bélgica como en Francia, con debates encendidos sobre si es necesario o no retirar el cómic. Cérile, especialista de la sección de cómics de Filigranes, una de las librerías más célebres de Bruselas, admite que no había leído la historieta cuando se decidió retirar, pero considera que si la editorial decidió tomar la decisión “tendrán sus razones”. “Creo que si se retira un libro y es una decisión de acuerdo a la ley, me parece bien que se haya hecho porque si hay problemas en su contenido hay que retirarlo”, explica. No obstante, también cree que “los editores deben hacer un trabajo previo, verificar que el contenido es el correcto y no después de publicarlo”.

Desde que se anunció la retirada, la librería ha recibido “decenas de llamadas” telefónicas. “Muchas personas también han venido para preguntar si lo teníamos, al final, es normal, todo el mundo está muy intrigado”, añade el librero. Ahora mismo por Internet se venden números, la mayoría por Ebay a un precio que supera los 100 euros. Días antes de la polémica, vendían algún ejemplar al precio habitual de venta, 11 euros.

No es la primera vez que Bélgica se ve envuelta en una polémica por un cómic. Algunas de las historias de Tintín se han revisado. En el caso de la historia del famoso reportero Tintín en el Congo, de 1931. Algunas librerías colocan este cómic en la sección de adultos, en lugar de la de niños, debido a que está repleto de imágenes racistas, “reflejo de una época colonial y paternalista”, recuerdan desde la editorial. En 2010, un ciudadano belga-congoleño llevó a la editorial a los tribunales y pidió que se retirara el cómic por “xenófobo”. La justicia no le dio la razón, aunque en una nueva edición de 2023 existe un aviso que explica el contexto en el que fue dibujado.

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El debate, en Bélgica, vuelve a ser el mismo. ¿Qué es arte y que no debe serlo? ¿Está todo permitido en su nombre y en el del humor? La directora del Museo del Cómic de Bruselas, Isabelle Debekker, aseguraba recientemente en una entrevista en el periódico Le Soir que los museos que se dedican a difundir los cómics deben ser “espacios seguros” en que todo el mundo se sienta cómodo. “Las nuevas historias deben estar en sintonía con la sociedad. Debekker defiende que “es posible otras formas de hacer humor”.

Por su parte, una petición que ya supera las 24.000 personas han firmado que el Spirou vuelva a las librerías, porque consideran que la decisión es contraria a “la libertad artística”. “Es preocupante que el destino de una obra se pueda determinar por una reacción impulsiva en una red social”, lamentan en la carta de denuncia. Asimismo, consideran que hay que tener en cuenta que en este número de Spirou, se ataca “con humor” “las derivas de la industria agroalimentaria y los peligros de la comida basura”. Por lo que, al entender los denunciantes, debería ser devuelto, porque se ha hecho “una crítica rápida, infundada en las redes sociales y basada en una lectura superficial”.