En su informe anual, Amnistía Internacional señala los límites del multilateralismo y el "trato diferenciado" que Occidente da a las violaciones de derechos humanos en todo el mundo.

Libertad, igualdad, Estado de derecho: estos principios ocupan un lugar destacado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la ONU en 1948 en el Palacio de Chaillot de París. Setenta y cinco años después, en el mismo Palais de Chaillot, la Secretaria General de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, afirma que los derechos humanos siguen teniendo problemas.

Para la ONG, la guerra de Ucrania marcó un punto de inflexión en 2022. "Hemos visto con esta invasión que, cuando hay voluntad política, los resultados son palpables. Este conflicto en suelo europeo, y las reacciones que ha provocado (ONU, UE, CPI), muestra una triste realidad: el doble rasero de los Estados occidentales que se han levantado contra la ofensiva rusa mientras hacían la vista gorda ante graves violaciones de derechos humanos en otros lugares del mundo, "o incluso han sido cómplices", insiste Amnistía.

La ONG cita en su informe sobre 156 países, el caso de las innumerables violaciones que se multiplican en Arabia Saudíta y Egipto, pero también el comportamiento de Israel frente a los palestinos. En este último caso 2022 fue el año más mortífero desde 2006, año en el que se estableció el censo de víctimas por parte de la ONU. "En lugar de exigir el fin del sistema de apartheid vigente en Israel, muchos gobiernos occidentales han preferido atacar a quienes lo denuncian", señala Amnistía que subraya tambien la acogida masiva de refugiados ucranianos mientras que se le negaba el acceso a los que huían de países como Libia, Siria o Afganistán.

Por unos derechos humanos verdaderamente universales

"Debemos reaccionar ante todas las violaciones masivas de derechos humanos como lo hicimos ante el conflicto en Ucrania (…) Los Estados no pueden criticar estas violaciones un día y al siguiente tolerar actos similares en otros países sólo porque sus intereses están en juego", insistió Callamard. "Quienes lideran la coalición por Ucrania deben entenderlo: deben intensificar sus esfuerzos y unirse a otros más allá de Occidente para defender y respetar un orden mundial renovado basado en normas que beneficien a todos".

La impunidad, la inestabilidad y el debilitamiento del multilateralismo no han dejado de crecer, y lo han hecho en detrimento de las poblaciones víctimas de todas las formas de violencia. Es el caso de Birmania, Yemen y Etiopía, donde las instituciones mundiales y regionales apenas actúan, "paralizadas por la prioridad concedida a sus propios intereses". "Los derechos humanos no deben perderse en el caos de la dinámica del poder mundial", insistió Agnès Callamard. Según la cabeza de Amnistía Internacional, para sobrevivir a las múltiples crisis (guerras, crisis climática y económica), ya es hora de que las instituciones internacionales vuelvan a ser capaces de cumplir sus funciones.

Para ello, los mecanismos de derechos humanos de la ONU deberían estar plenamente financiados. En la actualidad, sólo se les dedica el 5% del presupuesto de la ONU. Amnistía también pide que se reforme el Consejo de Seguridad para garantizar que se escucha la voz de todos los países, especialmente los del Sur. "La falta de transparencia y eficacia en el proceso de toma de decisiones del Consejo de Seguridad expone a todo el sistema a la manipulación, el abuso y la disfunción", afirma la ONG.

El informe anual de Amnistía Internacional también analiza el fuerte aumento de la represión de las manifestaciones en al menos 85 países y alerta de la situación en Perú, Bielorrusia, Rusia, India, pero también en Reino Unido, Francia,Mozambique y, sobre todo, en Irán, donde han muerto decenas de niños.

Además, la ONG alerta sobre la situación particular de las mujeres en 2022, ya sea en torno al aborto en Estados Unidos o en Polonia, en Pakistán donde muchas mujeres son asesinadas por sus familias o en India entre las mujeres dalit, sin olvidar Afganistán o Irán.

Por último, la crisis económica (en Haití, Afganistán, etc.) y la crisis climática (en Nigeria, Pakistán, etc.) tienen un impacto cada vez mayor sobre los derechos humanos. "En este contexto, los Estados no han actuado en el mejor interés de la humanidad y no han logrado reducir su dependencia de los combustibles fósiles, el principal factor que nos empuja hacia la mayor amenaza para la vida que jamás hayamos conocido.