Hoy hace cinco años, el 23 de enero de 2020, China anunciaba el primer confinamiento en Wuhan debido a una enfermedad por coronavirus, entonces un virus desconocido, que más tarde se llamaría Covid-19. No se menciona este aniversario en ningún lugar de China, pero en Wuhan, el estigma permanece. 

Con la corresponsal de RFI en Wuhan, Clea Broadhurst, en colaboración con Chi Xiangyuan

La vida ha vuelto a la normalidad en Wuhan, en la provincia de Hubei, en el centro de China. Pero cuando uno pregunta por el confinamiento inicial provocado por el Covid-19, los residentes recuerdan, a veces con dolor, “los meses más difíciles de [sus] vidas”, como nos cuenta Tang.

“Es completamente absurdo”

“Al principio no era para tanto, pero cuanto más se extendían los rumores, más exagerados se volvían, y todos nos sentíamos estresados”, explica el hombre que regenta una pequeña tienda cerca del mercado de marisco de Huanan. 

“Decir que el mercado fue la fuente de todas estas infecciones es completamente absurdo. ¡Incluso se rumoreaba que la gente comía murciélagos aquí! Ninguna prueba, sólo su imaginación hiperactiva”, agrega. Muchos de los transeúntes entrevistados por RFI afirman que se culpó erróneamente al mercado de la ciudad.

En aquella época, lo único que les importaba era sobrevivir, explica el taxista Yue. “En Wuhan, causar problemas era como pedir morir. El planteamiento era: es mejor arrestar por error que dejar pasar a alguien”, recuerda. 

Número de víctimas desconocido

El número de víctimas sigue siendo inseguro, subraya Li, que dice no saber “cuánta gente murió, porque no hubo un recuento oficial”. “Los criterios para las estadísticas eran muy estrictos. Por ejemplo, sólo se contabilizaban las personas diagnosticadas oficialmente y que morían en el hospital. E incluso entonces, había que morir en una sala específica o en una zona designada para ser contabilizado. Los crematorios funcionaban las 24 horas del día, sin interrupción. Wuhan tenía cuatro crematorios, todos ellos funcionando sin parar. Si quemaban un cuerpo cada media hora… dejo que haga las cuentas”, prosigue.

Hoy, los habitantes de Wuhan quieren pasar página, olvidar lo silenciosa que pudo ser su ciudad. Para Dang, este episodio también reveló la perseverancia de la gente: “Todo el mundo estaba unido en la lucha contra la pandemia. Los ancianos, los jóvenes, todos fuimos pacientes. Se fortaleció el espíritu de ayuda mutua y de hacer buenas acciones sin preocuparse del beneficio personal. Sigue siendo así hoy”, se entusiasma.

Wuhan intenta recuperarse, desesperada por dejar atrás las cicatrices de este doloroso periodo.