Corea del Norte disparó un misil balístico de largo alcance este 16 de marzo, mientras el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, se encuentra en Japón. Se trata de la primera cumbre entre ambos países en 12 años, y tiene lugar en un tenso contexto de seguridad en la región.

Con nuestro corresponsal en Seúl, Nicolas Rocca.

La histórica cumbre entre el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida, debía girar en torno a cuestiones de memoria y defensa. Con el lanzamiento de un misil balístico de largo alcance este jueves, Corea del Norte se garantizó estar en el centro de las discusiones.

El objetivo de Tokio y Seúl es poner fin a años de diferencias y mejorar su comunicación, especialmente en el ámbito militar. En concreto, los dos aliados de Estados Unidos han acordado compartir información sobre los lanzamientos de misiles norcoreanos de forma automática y en tiempo real.

Colaboración militar

"Cuando se produce un acontecimiento, que todo el mundo tenga acceso a la información sin interferencia humana es una gran ventaja. Porque los norcoreanos pueden hacer que un misil alcance un objetivo en Corea del Sur en tres o cinco minutos. Por eso, si podemos disponer de 10 o 15 segundos más de tiempo de aviso, mejoramos nuestra seguridad y nuestras posibilidades de supervivencia", explica Chun In-bum, general retirado y ex jefe de las fuerzas especiales surcoreanas.

Ante la enorme mejora de las capacidades militares de Pyongyang en los últimos cinco años, y en medio de las crecientes tensiones con China, Washington quiere que Tokio y Seúl dejen de lado sus diferencias históricas en favor de una colaboración militar eficaz.

Tras proponer un plan de compensación para las víctimas de la colonización japonesa de la península sin la participación de empresas niponas, Corea del Sur espera sin duda un gesto a cambio por parte de Tokio.