Esta es una de las consecuencias de la guerra en curso entre Israel y el movimiento palestino Hamás. Más de 120.000 palestinos trabajaban en Israel antes del 7 de octubre. Desde el ataque terrorista, el gobierno ya no les permite entrar en territorio israelí. Y en un clima económico difícil en Cisjordania, muchos no han encontrado trabajo y han perdido toda fuente de ingresos durante más de seis meses. Informe desde Beit Sahur.

Con nuestros enviados especiales, Nicolas Benita y Guilhem Delteil

Antes del 7 de octubre, Bashir Rashmaoui trabajaba como mecánico en obras de construcción en Israel. “Desde entonces", dice, "sólo voy al centro de la ciudad a hacer algunas compras y luego vuelvo. Eso es todo lo que hago. Así que me he hecho un buen huerto".

Tomates, lechugas, colirrábanos y árboles frutales se han convertido en su principal ocupación. Este padre de cinco hijos sigue sonriendo, pero la falta total de ingresos lastra sus finanzas.” Llevo siete meses sin sueldo", continúa. “Es muy duro. Tengo dos hijas en la universidad y los otros niños en el colegio. Hay que pagar las facturas”, agrega.

La esperanza de abrir los puestos de control

Al trabajar en Israel, Bashir Rashmaoui ha duplicado con creces sus ingresos. Pero también se ha aislado de una red profesional palestina: "Ahora soy nuevo aquí. Nadie me conoce. Así que encontrar trabajo en el lado palestino es difícil. También porque la situación aquí no es buena. No hay dinero ni trabajo”, explica a RFI.

Alrededor del 60% de sus colegas proceden de Cisjordania. Así que la ausencia de todos estos trabajadores es también una carga para la economía israelí. “Mi jefe ha pedido al gobierno israelí que abra los puestos de control", explica Bashir Rashmaoui, "porque nos necesitan para reanudar toda la actividad. Esperamos que esto ocurra el mes que viene". Una esperanza que comparte con su patrón, que sigue pagando los costes de su permiso de trabajo en Israel.