Donald Trump no deja de advertir que China será su gran rival económico cuando esté en la Casa Blanca. Sus últimas decisiones lo corroboran: ha elegido a un notorio opositor de Pekín como jefe de la diplomacia y ha prometido imponer aranceles del 60% a todos los productos importados de China. Decisiones que podrían repercutir en la estabilidad económica del gigante asiático. 

Por: Stéphane Geneste

A veces, para entender, es mejor una cifra que una larga explicación. La cifra es ésta: 1 billón de dólares, el importe del superávit comercial de China para este año 2024. Esto significa que China vende más de lo que compra, y por un margen considerable, es sencillamente un récord mundial. En concreto, este superávit comercial demuestra la importancia de las exportaciones para el gigante asiático.  

Estados Unidos es uno de los principales socios comerciales de China, con exportaciones de productos chinos a Estados Unidos por valor de 550.000 millones de dólares en 2022, a pesar de las medidas adoptadas por Washington para limitar el comercio con Pekín durante el primer mandato de Donald Trump, quien ya había endurecido las normas entre 2016 y 2020. Dichas normas se siguen aplicando, pero las autoridades chinas eran conscientes del riesgo que esto podía suponer para su economía. 

Leyes contra las sanciones extranjeras 

Desde hace ocho años, China tiene leyes contra las sanciones extranjeras. Obviamente, estas leyes son más o menos radicales, y permiten a Pekín incluir en listas negras a determinadas empresas extranjeras. En caso de sanciones muy duras, esto tendría consecuencias reales para el acceso a las cadenas mundiales de suministro. 

Esto se debe a que China es un mercado muy importante y el mundo sigue dependiendo mucho de él. Ya se trate de componentes, piezas de recambio o incluso coches eléctricos, China sabe lo que hace y exporta o produce para sí misma. 

La situación sitúa a Estados Unidos en primera línea. Este ejemplo lo demuestra: si Washington endureciera las normas y gravara hasta el 60%, como le gustaría a Donald Trump, Pekín bien podría responder presionando a los grupos estadounidenses. 

Siendo Tesla una de ellas, Pekín podría poner trabas a su desarrollo en China. Esto no augura nada bueno para el gigante estadounidense del automóvil eléctrico, ya que Tesla está establecida en suelo chino y lo considera un mercado muy importante. Tesla es un ejemplo, pero todas las empresas estadounidenses globalizadas se ven afectadas. 

¿Cuáles son los resortes de Pekín? 

China está en el filo de la navaja. Si Estados Unidos intensifica sus medidas proteccionistas, tendrá que encontrar nuevos socios para mantener su superávit comercial. Como hemos visto, China debe su supervivencia económica a sus exportaciones. Entonces, ¿hacia dónde debe dirigirse? ¿A la Unión Europea? Los 27 son conscientes de esta posibilidad y podrían endurecer las normas de entrada en su mercado. 

La idea, por tanto, es que Pekín intensifique su comercio con los países en desarrollo menos alineados con las grandes potencias occidentales, explorando sectores distintos de estas industrias. De hecho, China se ha anticipado en gran medida a esta posibilidad. Así lo ilustra el 15 de noviembre de 2024 en Perú, con la inauguración del gigantesco puerto de Chancay. El valor de la operación: 3.500 millones de dólares invertidos por Pekín, que le proporcionarán una nueva puerta de entrada a América Latina.