La salud, la Unión Europea y las islas Canarias. Aunque sólo sea porque la sanidad en estas islas tiene algo que ver con la movilidad o la inclusión, es un tema que concierne a Europa y a la Unión. Pero esta región, que tiene la particularidad de ser ultraperiférica, también está vinculada al caso específico de España. ¿Es un modelo replicable?
De nuestro enviado especial a Las Palmas, Igor Gauquelin
Si bien es cierto que la UE puede en determinados momentos, sobre todo desde Covid, gozar de un gran protagonismo en cuestiones médicas, no existe una Europa de la salud. La gestión de una epidemia, por ejemplo, aunque tenga necesariamente carácter transnacional, es competencia de los Estados miembros. Prueba de ello es que los ciudadanos del continente que en los últimos años no han querido someterse a las políticas sanitarias ensayadas en sus propios países, y que han podido hacerlo, se han mudado durante un tiempo a otras partes de la Unión.
Sin embargo, el nivel supranacional, a través de sus "competencias compartidas" o "competencias de apoyo", y por el hecho mismo de sus ambiciones de movilidad de personas, bienes y capitales, desempeña un papel directo e indirecto en el acceso, también a modo de ejemplo, a los tratamientos médicos. Y esto incluye a las regiones ultraperiféricas de la UE, esos territorios alejados de Europa y amparados por los artículos 349 y 355 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
Ubicadas más allá de las columnas de Hércules, las siete islas españolas de Canarias, frente al África occidental, viven a su ritmo la evolución del mundo desde la Antigüedad o la colonización de las Américas y, para lo que aquí nos concierne concretamente, desde la muerte de Franco en 1975, la segunda solicitud de adhesión de Madrid a la Comunidad Económica Europea en 1977 y, por último, el proceso de regionalización ibérica, a partir de la Constitución de 1978.
Las Islas Canarias son una "comunidad autónoma", una región española. Y estas islas, con su cultura de puerto libre, se incorporaron a Europa en condiciones especiales, porque son Europa. La medicina lo ilustra: allí, incluso más que en otros lugares, es una cuestión de logística. Y eso significa transporte, en particular. Y, por tanto, Europa. Se trata de la igualdad de acceso a los servicios en muchos ámbitos en los que la UE puede actuar, desde la cohesión económica, social y territorial hasta la investigación fundamental y aplicada.
Si extrapolamos todo lo posible más allá del artículo 168 del Tratado de Funcionamiento de la UE, que trata de delimitar las competencias comunitarias en materia de salud, y yuxtaponemos áreas tan variadas como el mercado, la agricultura, la energía, el medio ambiente, la cooperación, la ayuda humanitaria, la protección civil y el consumidor, casi podríamos considerar que este tema se encuentra en la intersección de casi todas las áreas que se comparten o apoyan, cuando no se excluyen.
El archipiélago ha recibido mucho dinero
Como todos los españoles, nuestros coetáneos canarios y sus profesionales sanitarios están muy familiarizados con la financiación europea. Aparte de la agricultura y la pesca, las sumas entregadas por Bruselas en nombre de la "cohesión" se reparten entre el Fondo de Desarrollo Regional (FEDER), el Fondo Social (FSE) y el Fondo de Cohesión. Estos canales son laberínticos; España y su única región ultraperiférica conocen mejor el primero, que ha contribuido en gran medida a la metamorfosis del país.
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En Canarias, todo este dinero puede adoptar muchas formas. La financiación de infraestructuras convive con las compensaciones a empresas por el transporte de mercancías. "Vacunas contra el Covid, gastos de distribución y publicidad en Canarias", "gastos diversos para hacer frente a la crisis derivada de la pandemia", "gastos derivados de la contratación de personal de sustitución o refuerzo para hacer frente a las necesidades derivadas de la pandemia", "suministro de respiradores Covid-19″, leemos en desorden.
Pero también, fuera del Covid y aún para la sanidad en sentido amplio, sin entrar siquiera en el aspecto de las infraestructuras: ayudas para tal o cual "masa salarial", "traslado de pacientes entre las islas pequeñas y su capital y a la península", "helicóptero multifuncional de emergencia, protección civil y vigilancia", "transporte en helicóptero con soporte vital avanzado para evacuación de enfermos y heridos". Sólo por carretera y aire, la UE está prestando una ayuda tangible sobre el terreno en términos de acceso a la asistencia sanitaria.
"La prestación de servicios sanitarios en Canarias tiene un coste adicional respecto al coste medio de los mismos servicios en la Península. En muchos casos, las unidades que prestan servicios tienen que crearse para una población beneficiaria potencial inferior a la del continente. Esto se traduce en sobrecostes en la casi totalidad de los gastos de suministro de estos servicios sanitarios", escriben los responsables europeos.
"¿Por qué hay un fondo de la Unión Europea para nuestros helicópteros? Porque los helicópteros anulan las barreras entre islas. No es culpa tuya si eres de la isla de La Gomera, sufres una dolencia y necesitas ir a Gran Canaria para una operación urgente. Esto te garantiza una asistencia de primer nivel", explica María Dolores García Laorden (foto), responsable de coordinación asistencial y medios del Servicio de Urgencias Canario (SUC).
Como un rompecabezas de siete piezas
La Sra. García Laorden recibe a los invitados en las oficinas de su equipo, el SUC, en Las Palmas, en la isla de Gran Canaria. Al lado: la sala de coordinación del 112, el número europeo de emergencias, en pleno trabajo diario. Su división se encarga de gestionar los servicios de salud y seguridad en las Islas Canarias. Ya estaba allí cuando el archipiélago tomó cartas en el asunto, cuando la sanidad dejó de ser una prerrogativa de Madrid para convertirse en una competencia ampliamente compartida con las regiones, con el impulso de la UE. Todo ha cambiado desde entonces.
"Después de nacer nosotros, en 1994-1995, pasamos de lo viejo a lo nuevo, de médicos rurales a centros con capacidad de urgencias, electrocardiogramas y demás, cosas que sólo había en los hospitales", dice. "No teníamos más que unas pocas ambulancias médicas. La Cruz Roja nos ayudó. Algunas personas acudían a urgencias en taxi. Empezamos poco a poco, pero ya teníamos un avión y dos helicópteros".
Hoy en día, aunque nos aseguramos de que ningún dron interfiera con el helicóptero, la ruta aérea sigue siendo la que mejor se adapta a la topografía: "Con nosotros, no es que se pueda llegar a todas partes rápidamente. Y no es que tengas una isla principal y tres islotes. Pero no se puede tener un hospital de primera clase en cada isla: no tiene sentido en términos de población. Y el transporte por mar es complicado, no es llano, es el Atlántico, y es lento. Entre las islas no hay otra opción: hay que volar.
El avión y el helicóptero de la región tienen su base en Gran Canaria, explica García Laorden. El segundo helicóptero está en Tenerife. El tercero estará en Fuerteventura. En caso de emergencia nocturna, la apertura de un aeropuerto implica mucho personal, seguridad y la torre de control. El
helicóptero, en cambio, es capaz de ir de un hospital a otro en muchos casos, o incluso de aterrizar en un campo de fútbol en altura. Al fin y al cabo, Canarias es también el punto más alto del reino.
"Además de ser islas, tenemos una orografía difícil. Hay pocos lugares en la península más altos que Gran Canaria, y ninguno más alto que Tenerife. ¡No son montañas bonitas que se puedan subir y bajar andando! ¿Ha visto el camino a la cima del Teide? Alrededor de las islas, tenemos buenas pistas, y nos sirven bien. Pero en el interior, hay barrancos montañosos hasta donde alcanza la vista. Cuando se trata de transportar vulnerabilidades, "ése es un problema que nos interesa", dice el profesional.
La situación geográfica determina "todo”
"Hemos construido varios helipuertos a lo largo de los años", prosigue Dolores García Laorden, a quien a menudo se le pide que dibuje mapas en un papel para ilustrar su punto de vista sobre la "insularidad" y la "fracturación" de Canarias. "Fuerteventura es la isla más larga. Por aire, su parte sur está más cerca de nosotros que su capital. La infraestructura está ahí, por lo que el helicóptero in situ nos permitirá plantear nuevos esquemas, nuevos escenarios, para el transporte de pacientes.
El avión también se utiliza para enviar personas a la península. Por ejemplo, para problemas neurológicos específicos. Aunque en Canarias hay algunos nombres de primera fila, no todas las especialidades están representadas aquí. Ni lo estarán nunca, sobre todo porque algunas evolucionan rápidamente. "Sobre todo, no tenemos una unidad para quemados. Son complejas. A veces realizamos estudios para evaluar el interés de crear una, y sigue siendo una cuestión demográfica". Mientras tanto, la mayoría de los pacientes quemados van a Sevilla.
España sigue siendo un país unitario. El Estado puede descender del Olimpo tan rápido como un rayo. De esta provincia, Sevilla, salieron los refuerzos de la UME para apagar el incendio de La Palma esta semana. O para el volcán, en 2021. "Cuando son grandes, los incendios acaban en sus manos. Es una gran unidad militar de emergencias que ha encontrado un buen objetivo", bromea García Laorden. "Nos cuentan que trabajar aquí les ha permitido poner en práctica muchas de las técnicas que aplican en otros lugares, tan lejanos como Portugal y Francia".
Lo que surge es la imagen de una región que intenta sacar lo mejor de su situación -no sólo para sí misma- y mitigar lo peor. Todo ello en equilibrio. Así que tenemos que encontrar los fondos donde están y desarrollar nuestros argumentos. En cualquier caso, los problemas son comunes. Recientemente se rescataron migrantes frente a las costas. "En Francia también hay regiones ultraperiféricas. Para nosotros, el hecho de ser uno lo condiciona todo. Es el primer paso para que fluya el dinero", concluye María Dolores García Laorden.
Elizabeth Hernández, viceconsejera de Sanidad para el conjunto de las siete Islas Canarias, confirma la importancia de las RUP en términos similares: "Nuestra situación geográfica determina no sólo la sanidad, sino absolutamente todo. Por eso, para nosotros, lo más importante es seguir defendiendo la idea de que somos una región ultraperiférica de Europa. Eso es lo que hace falta para tener un régimen fiscal y económico diferenciado, y para que nuestros indicadores se tengan en cuenta a la hora de repartir fondos".
Las ventajas de la autonomía para la sanidad
La organización del sistema es diferente en España y en Francia. Aunque los dos países vecinos tienen una región ultraperiférica en España y seis en Francia, las cosas siguen estando mucho más centralizadas en París que en Madrid, incluso a través de las agencias regionales de salud francesas, las famosas ARS, cuya creación en 2010 fue más un intento de desconcentración que una verdadera descentralización. Por tanto, resulta útil un análisis comparativo.
En su despacho de la última planta del edificio, todavía en la provincia de Las Palmas de Gran Canaria, una de las dos "capitalinas" del archipiélago junto con Tenerife, Elizabeth Hernández (foto) resume el modelo ibérico en pocas palabras: "Dentro del sistema nacional de salud español, hay 17 comunidades autónomas. Cada una de ellas ha visto transferidas las competencias sanitarias y ahora es responsable de la prestación global de estos servicios".
"Somos un organismo público de gestión y prestación de servicios sanitarios, responsable de la planificación, organización y gestión económica de los recursos humanos de la sanidad pública y de todo el sistema sanitario de Canarias", explica. "Defendemos el concepto de región ultraperiférica hasta la península", añade.
Hernández confirma también que el nivel superior conserva un derecho de control, por ejemplo, sobre la "cartera de servicios": "¿Qué servicios se reembolsan y cuáles no? ¿Cuándo se incluirá o no un nuevo servicio en la lista? A través de un consejo interterritorial, el Estado conserva así su papel de velar por que el sistema sea "lo más homogéneo posible en todo el territorio". Una vez dicho esto, "la comunidad autónoma tiene mucha autonomía".
"Tiene que cumplir con la cartera de servicios comunes, pero puede decidir si incluye o no determinados servicios diferenciales, lo que se conoce como cartera de servicios complementarios. Siempre hay un intento de tener un paraguas común, por un lado, y la autonomía de cada comunidad por otro, una tensión para dar más peso o no a determinadas cosas de la cartera común, a la vez que se crea una cartera complementaria cada uno por su cuenta."
Regionalización: pros y contras
En cierta medida, a Canarias le corresponde "planificar" e "identificar los problemas", insiste Hernández: "Si analizamos el riesgo cardiovascular, aquí es la principal causa de muerte. La Comunidad Autónoma tiene la potestad de decidir poner más peso, invertir más en determinados proyectos y programas vinculados a la prevención de la mortalidad por eventos cardiovasculares. O puede decidir incluir un fármaco concreto en la oferta complementaria".
Conviene recordar que el turismo en Canarias es un negocio que se desarrolla durante todo el año, y la economía local se sustenta en la presencia de equipos dispuestos a intervenir en un momento en las playas. Además, tanto en Lanzarote como en otros lugares, una parte importante de los residentes no son canarios, ni siquiera españoles. Además de algunos norteamericanos y, por supuesto, de la comunidad latinoamericana, hay muchos residentes europeos en estas islas. Entre ellos, alemanes o, fuera de la UE, noruegos y británicos.
Para los que nos encargamos de los recursos humanos", confiesa el directivo, "uno de los mayores retos, quizá nuestro mayor reto en los próximos años es saber poner en marcha políticas que realmente animen a los profesionales a querer trabajar aquí. Vivimos del turismo y queremos que muchos turistas vengan a vernos, pero eso a veces crea situaciones complejas y tensiones, por ejemplo, en lo que respecta a los alquileres y el alojamiento".
"Tenemos políticas de incentivos, y el sistema nacional también tiene que sentar las bases", dice Elizabeth Hernández. El riesgo de la descentralización, y esto vale para todos los sectores, es una especie de "dumping": "Si empezamos a poner a todas las comunidades autónomas a competir entre sí, a mirar quién incentiva más, quién da más, eso será un problema. La cohesión por la que estamos trabajando dentro del Ministerio de Sanidad español se perdería", advierte.
Nuestro siguiente contacto es un médico de las Islas Canarias. Trabaja en un gran centro moderno de Las Palmas, el Hospital Dr. Negrín. "Estudié la troncal en Barcelona y, cuando terminé, hice la especialidad aquí, en un centro que había antes, el Hospital del Pino. Nuestro hospital actual se creó en el año 2000″, recuerda Vicente Peña, cuya especialidad es la medicina intensiva. De hecho, es el "coordinador de trasplantes", sobre todo de corazón, un sector puntero en el que España es líder.
El Covid fue "mucho más difícil
Vicente Peña, que desempeñó un papel importante en la puesta en marcha de los trasplantes en Canarias, tuvo la amabilidad de recibirnos en el hospital para hablarnos de su trabajo. Explica que, en general, los órganos que se trasplantan ahora en todo el mundo son el riñón, el hígado, el páncreas, el intestino (sobre todo para algunos niños que tienen problemas al nacer), el corazón y, por último, el pulmón. "No hay trasplantes de tiroides, porque hay fármacos que la sustituyen", resume el doctor.
"Al principio, en España -recuerda-, la organización nacional de trasplantes no estaba estructurada. Cualquier médico, cualquier cirujano podía donar y realizar un trasplante. Posteriormente, se adoptó un modelo particular: en todos los hospitales que podían acoger donantes y trasplantes, se crearon dos figuras, un médico y una enfermera. No hacen nada, pero lo coordinan todo. En Francia, es sólo una enfermera. Aquí, son dos personas, incluido un practicante". Una vez más, entra en juego el nivel nacional.
Antes, los coordinadores de trasplantes de los hospitales del país eran casi todos especialistas en riñón", afirma. "Entonces, la organización nacional de trasplantes se dio cuenta de que el eslabón más esencial era el donante. Sin órgano no hay trasplante. "Pero la mayoría de los donantes se encuentran en unidades de cuidados intensivos. Así que casi todos los coordinadores que hay hoy aquí son especialistas en medicina intensiva. Luego vienen los médicos de urgencias, seguidos de los nefrólogos", explica el Sr. Peña.
En Canarias, prosigue, hace años que se realizan trasplantes de riñón, hígado y páncreas. "Hasta 2019 no hicimos trasplantes de corazón. Pero a finales de ese año pusimos en marcha nuestro programa y se disiparon todas las dudas que históricamente existían." Y eso a pesar del Covid, durante el cual todo se hizo "mucho más difícil". El trasplante es "una operación urgente, a vida o muerte", por eso se mantuvo durante el evento. Sin embargo, sigue siendo uno de los procedimientos quirúrgicos que requieren "más logística".
Sin embargo, partiendo del éxito del trasplante de corazón, y teniendo en cuenta el estado actual de los conocimientos sobre el seguimiento de los pacientes trasplantados de pulmón tras su paso por el quirófano, con el respaldo de la Consejería de Sanidad de Canarias y la Organización Nacional de Trasplantes, "desde hace unos meses, nuestro tema es el pulmón". "¿Aquí todavía no existe? ¡Vamos a hacerlo! Y lo vamos a hacer este año. ¿Con qué financiación? "Gran parte de lo necesario, sobre todo la infraestructura, vino de Europa".
"Puede que el órgano no llegue nunca"
Nuestro entrevistado es un apasionado. Le encanta hablar de ello, aunque el tema sea pesado. Un donante de órganos es alguien que acaba de morir o va a morir en el hospital", explica el doctor Peña. Cuando un donante se presenta, examinamos su historial médico para determinar si puede ser extirpado. El cáncer metastásico es imposible. Compruebo que no haya contraindicaciones importantes, ni enfermedades que puedan transmitirse, luego hablamos con la familia y vemos si hay alguna expresión de deseos anticipada".
En su sistema informático, enumera a las personas de Canarias que han manifestado previamente su reticencia a donar sus órganos. Así es como funcionan las cosas. Pero en realidad, "la familia también tiene que estar de acuerdo, porque la negativa puede ser verbal. Si alguien dice que recuerda que el donante dijo que no, ya está, fin de la historia". La gran mayoría de las familias dicen que sí, pero está claro que hay que actuar rápido, muy rápido, porque todo tiene que estar terminado, desde la extracción hasta el trasplante, en pocas horas, y dentro de los plazos".
Al doctor Peña le gustaría que la región contara con un jet propio, un jet público, en definitiva, rápido, para evitar el alquiler, y para que cada vez más órganos frescos puedan llegar a más receptores entre la península y las islas. Movilidad de nuevo, apoyada en la comunicación. "No puedo estar en todas partes. Tengo que dar información en todas las partes del hospital donde pueden morir pacientes. Hace cinco años, los fumadores o los mayores de 75 años no podían ser donantes. La cirugía está mejorando y tengo que mantener a todo el mundo informado.
Es el referente de los trasplantes en Canarias. "En España, la ley dice que todos somos donantes mientras no digamos lo contrario. En Francia también. Pero hay países en los que si quieres ser donante, tienes que decirlo. Algunos países lo ponen en el carné de conducir. Holanda envió hace poco una carta a los adultos preguntándoles si querían donar. Hay muchos modelos diferentes. El nuestro nos va bien.
¿Por qué un trasplante a Canarias? Por "equidad": "Cuando uno se inscribe en una lista de espera, es porque no hay más tratamiento disponible. Sabes perfectamente que puedes morir. El órgano puede no llegar nunca. Es muy duro para un canario ir a esperar un órgano a Madrid durante meses. Algunas personas prefieren quedarse allí y morir, porque no pueden enfrentarse a su familia o a su trabajo. Se dicen a sí mismos que lo conseguirán, que se irán lo más tarde posible. ¿Cómo lo lleva la gente de Martinica? se pregunta el Sr. Peña.
La cuestión de la investigación en las Islas Canarias
"A todos los niveles, Canarias siempre se ha considerado un puente para Europa entre África y América. Y ahora intentamos desarrollar eso, ese aspecto 'tricontinental', volviendo a África, en mayor profundidad, para la salud". Quien les habla es Josefa de la Rosa (foto), que trabaja en la cooperación con las instituciones canarias y nos da la bienvenida a la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Las Palmas, donde nos espera un último encuentro con Juan Ruiz Alzola.
El profesor Alzola dirige un grupo de investigación tecnológica. En nuestro caso, se trata de tecnología de la información, o sistemas que utilizan IA, software e imagen", explica. Estas herramientas están pensadas tanto para la formación de médicos como para la experimentación. Hablamos de investigación clínica traslacional. En la universidad, no ponemos los sistemas en producción clínica. Eso requiere una normativa específica y no corresponde a nuestro trabajo. No somos industria".
Este canario puro presenta uno de sus proyectos actuales, un "hospital virtual" que se ofrece en países africanos. "Está construido físicamente, es un edificio", explica el profesor. Pero dotado de equipos de simulación, maniquíes y herramientas de realidad virtual, pretende poner a los alumnos en situaciones de tareas delicadas, operaciones, etc. El trabajo en equipo es uno de los elementos clave. También se recurre a actores y voluntarios para entrenar a los jóvenes a dar malas noticias a los pacientes, porque el efecto placebo es muy curativo.
Como explica el Sr. Alzola, Canarias no puede ser una potencia, un polo importante, en estos ámbitos de innovación. Esto es tan cierto para la tecnología médica como para los coches. "El actual rector es un especialista en nutrición y el científico más citado de España en su campo", señala, subrayando que en el archipiélago no faltan mentes brillantes. Sólo que los pequeños ratones de Canarias se encuentran "compitiendo con los grandes centros".
No podemos competir", explica el profesor. No es que haya una industria a nuestro alrededor que impulse toda la actividad comercial". Sin embargo, "¿podemos tener pequeños grupos que estén al más alto nivel europeo? ¡Claro que podemos! ¿Y eso puede funcionar como fuerza motriz a nivel industrial? Podemos aportar nuestra contribución, sí. Nuestra gente está muy bien conectada con el exterior y no es casualidad que tengan contactos con universidades como Harvard".
Canarias, ¿un ejemplo para nuestras costas?
Juan Ruiz Alzola también maneja fondos de la UE, y no sólo a través de Erasmus. Con ese dinero gestiona proyectos en África. "Tenemos colaboradores en España, en otros lugares de la UE, Estados Unidos y Canadá. Estamos pensando en acciones con América Latina. Intentamos promover el concepto de hub. Canarias es un lugar donde a la gente le gusta venir. Tenemos capacidad para acogerlos. Nos reunimos aquí para colaborar en proyectos de investigación o cursos de formación para africanos".
Los programas que llevamos a cabo en tecnologías americanas te dan un sentido de la orientación", prosigue el Sr. Alzola. Muchos colaboradores internacionales que quieren trabajar con África lo hacen a través de nosotros", afirma. El mecanismo europeo para desarrollar proyectos de su sector con África Occidental, para los que Canarias se considera una especie de puerta de entrada con un sólido conocimiento de estas zonas, "es el FEDER, a través de Interreg MAC".
Interreg es una herramienta de cooperación entre regiones y países de la UE. "Para contribuir a su desarrollo económico y social y superar los obstáculos de las fronteras", señala la web Europa. El programa se desarrolla aquí y allá. MAC son las siglas de Madeira, Azores y Canarias. Pero este canal se utiliza más allá, como señala la Sra. de la Rosa: "Paradójicamente, los socios africanos están incluidos en el programa". A condición de que los proyectos incluyan un componente de desarrollo", explica el Sr. Alzola.
Madeira, las Azores y las Canarias, estas últimas los pesos pesados aquí, forman de hecho un grupo históricamente desdibujado, la Macaronesia, con otras islas, y sobre todo Cabo Verde, que no forma parte de la UE sino de la UA, como Estado, por supuesto. Una particularidad "medio-atlántica" más, propicia al intercambio. "Por razones políticas, no estamos en el mismo grupo, en el mismo continente. ¿Hasta qué punto podemos definirnos en un espacio común, con temas comunes?
Todo ello teniendo en cuenta que, hasta hace poco, los intercambios entre occidentales y africanos sobre el tema de la salud han dado lugar a saludables diferencias de opinión entre profesionales, entre ecosistemas o dentro de los ecosistemas. Por su propia naturaleza, la tecnología y sus perturbaciones plantean sistemáticamente interrogantes. Pero la salud es lo contrario de la inmovilidad: es movimiento. Y eso significa debate.