El presidente argentino, Alberto Fernández, realiza el lunes una visita de Estado a Brasil para celebrar las relaciones diplomáticas más estratégicas de América Latina que, este domingo, cumplen 200 años. Si las relaciones entre los dos países comenzaron con una guerra, hoy son reconocidas mundialmente como ejemplo de integración.
Márcio Resende, corresponsal de RFI en Buenos Aires
El lunes, el presidente argentino Alberto Fernández será recibido por el presidente Lula en el Palacio del Planalto, en visita de Estado. Brasil y Argentina forman una alianza estratégica para la integración regional y la inserción internacional, pero los dos países no siempre han estado unidos.
El 25 de junio de 1823, las Provincias Unidas del Sur o Provincias Unidas del Río de la Plata, hoy Argentina, fue el primer país en reconocer la independencia de Brasil y su sistema de gobierno monárquico, único en todo el continente americano.
Este reconocimiento internacional se produjo en una carta escrita por el entonces ministro de gobierno de las Provincias Unidas del Sur, Bernardino Rivadavia, al primer canciller del Imperio de Brasil, José Bonifácio de Andrada e Silva.
Pero además de expresar que "el gobierno de Buenos Aires celebraba con la mayor satisfacción la Independencia del Brasil", el ministro argentino indicó que "deseaba tratar definitivamente la evacuación de la Banda Oriental", hoy Uruguay.
Siete años antes, en 1816, el actual Uruguay, llamado "Banda Oriental" por las Provincias Unidas del Sur y Provincia Cisplatina por Brasil, había sido ocupado por el Reino Unido de Portugal, Brasil y el Algarve, e incorporado al territorio brasileño.
Sin embargo, Argentina, cuya declaración de Independencia tuvo lugar en 1816, pero sólo tuvo su primer reconocimiento en 1821, precisamente por parte de Portugal, entendió la ocupación como una invasión de su territorio.
"Excelentísimo Señor Ministro de Estado y Relaciones Exteriores del Gabinete de Brasil, este Gobierno ha celebrado con la mayor satisfacción la Independencia de Brasil y el establecimiento de un Gobierno que responda a sus necesidades", comenzaba la carta del 25 de junio de 1823.
La misiva fue llevada por el primer representante diplomático de Buenos Aires a la capital del Imperio, Río de Janeiro, para "establecer relaciones entre los dos gobiernos". El presbítero argentino José Valentín Gómez se convirtió así en el primer diplomático extranjero en el Brasil independiente.
Las relaciones comenzaron el 5 de agosto de 1823
El 5 de agosto, Valentín Gómez se presentó a José Bonifácio. Si la carta marca la formalización del primer reconocimiento internacional de la Independencia de Brasil, este encuentro sella el inicio formal de las relaciones diplomáticas entre el Imperio de Brasil y las Provincias Unidas del Sur. Sin embargo, estas relaciones no fueron amistosas.
Valentín Gómez intentó entablar negociaciones para que Brasil se retirase de Uruguay, pero el objetivo fracasó. El emperador Pedro I estaba decidido a mantener la margen derecha del Río de la Plata debido a la importancia estratégica y portuaria de Colonia del Sacramento y Montevideo. Por ello, en mayo de 1825, nombró a Antonio José Falcão da Frota "agente político del Imperio de Brasil", pero el diplomático también fracasó en su objetivo de que las Provincias Unidas del Sur renunciaran a la Provincia Cisplatina.
El 4 de noviembre de 1825, Argentina rompió relaciones diplomáticas con el Imperio de Brasil. El 10 de diciembre de 1825, Brasil declaró formalmente la guerra a las Provincias Unidas del Sur.
La guerra con Argentina duraría tres años, hasta el 27 de agosto de 1828, y a partir del acuerdo de paz, con la mediación de Inglaterra, nacería Uruguay como estado tapón.
Una alianza plena recién comenzaría en 1985
Este clima de guerra y desconfianza se mantuvo a lo largo de la historia hasta que, en la década de 1980, los dos países, con democracias recién recuperadas, sellaron una alianza plena, embrión de la integración regional.
El paso más crucial hacia esta alianza fue la apertura de los secretos nucleares. En un caso único en el mundo, en 1991, los dos países crearon la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), cambiando la carrera por la bomba nuclear por la confianza mutua. Fue un punto de no retorno en el proceso de integración.
Desde entonces, el período de mayor distanciamiento entre los dos países fue entre el 10 de diciembre de 2019 -asunción del actual presidente argentino, Alberto Fernández- y el 31 de diciembre de 2022 -último día de gobierno del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro-. Desde hace tres años, por razones ideológicas, Bolsonaro y Fernández no mantuvieron encuentros bilaterales cara a cara.
Sin embargo, desde que Lula ganó las elecciones en octubre pasado, Alberto Fernández se ha reunido con su amigo brasileño en cinco ocasiones, siendo la de este lunes la sexta. El séptimo encuentro ya está previsto para el 4 de julio, durante la Cumbre del Mercosur.
Unión física
Durante la anterior visita de Alberto Fernández a Brasilia, el 30 de mayo, Brasil formalizó la financiación para la construcción de un gasoducto desde la reserva argentina de Vaca Muerta, el segundo mayor yacimiento de gas de esquisto y el cuarto de petróleo no convencional del mundo, hasta el sur de Brasil.
Brasil y Argentina también han intensificado su integración eléctrica, que permite a un país intercambiar energía con el otro en épocas de mayor demanda en uno y mayor producción en el otro.
Si en el pasado reciente hasta el ancho de vía ferroviaria era diferente para evitar que un país invadiera al otro, desde hace 40 años todo se hace para fortalecer una alianza estratégica, una plataforma de inserción internacional de ambos países.
En el ámbito comercial, Brasil es el principal mercado para los productos argentinos y, aunque para Brasil Argentina es actualmente el tercer mercado, Argentina es el país que más productos industrializados compra a Brasil, los que más puestos de trabajo generan para los brasileños.