Los rebeldes sirios, liderados por el grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS) ya controlan la ciudad de Hama, situada en el eje que va de Alepo, también en manos de los islamistas, y Damasco. Las únicas dos grandes ciudades todavía controladas por el régimen son la capital y Homs.

Bashar al Asad aparece cada vez más fragilizado. La ofensiva lanzada desde el norte por los insurgentes no encuentra prácticamente resistencia y avanza peligrosamente hacia Damasco.

Sólo una semana les ha bastado para hacerse con la segunda ciudad más grande del país, Alepo y ahora, Hama, donde las fuerzas regulares libraban una batalla “encarnizada”, según el OSDH (Observatorio Sirio de Derechos Humanos)

Desde el miércoles, los rebeldes había rodeado Hama “por tres lados”, dejando a las tropas gubernamentales únicamente una salida hacia Homs, el sur”, explica esta organización con sede en Londres y que monitorea la situación en Siria.

Nada más tomar Hama, los rebeldes entraron en la prisión central de la ciudad. "Nuestras fuerzas liberaron a cientos de presos injustamente detenidos", anunció en un canal Telegram Hasan Abdel Ghani, un jefe militar de la coalición rebelde.

Hama, una ciudad altamente simbólica

Hama es la cuarta ciudad más grande del país. La primera es Alepo, que los rebeldes arrebataron al régimen hace unos días.

Las cuatro ciudades más grandes de Siria están alineadas en la carretera M5. Empezando por el norte, están Alepo, Hama, Homs y luego Damasco, la capital.

La conquista de Hama supone una derrota a una nueva escala para el régimen, que parece tener dificultades para detener el avance relámpago de los rebeldes liderados por Hayt Tahrir al Sham hacia Damasco. 

Además, refuerza el aislamiento de la ciudad portuaria de Latakia, quinta ciudad del país y, sobre todo, bastión histórico y político de Bashar al Asad.

Hama es también una ciudad de gran valor simbólico. Fue escenario de una masacre perpetrada por el padre de Bashar al Asad en febrero de 1982 en la que murieron unas 20.000 personas y, treinta años después, escenario de algunas de las mayores manifestaciones durante el levantamiento prodemocrático de 2011, en el marco de lo que se bautizó como Primavera Árabe.