El canciller alemán Olaf Scholz, cada vez más fragilizado en el plano nacional, logró un respiro el domingo con una victoria estrecha de su partido social-demócrata frente a la extrema derecha, en una elección regional importante.

Apenas un 2% de ventaja (31%frente a un 29 %) hizo posible a los socialdemócratas hablar de triunfo en las elecciones de Brandeburgo frente a la ascendente fuerza del partido de extrema derecha Alianza por Alemania, el AfD, que ocupó el segundo lugar.

Un nuevo partido, la Alianza Sahra Wagenknecht, alrededor de la figura de la ex dirigente de La Izquierda Wagenknecht, ocupa ahora el tercer lugar en las elecciones y será un partido decisivo para formar la próxima coalición de gobierno.

La participación de un 73% del electorado, la más alta registrada hasta ahora en las elecciones de Brandeburgo, muestra la magnitud de la lucha por el poder entre la extrema derecha y los partidos tradicionales.

Hasta ahora la extrema derecha no encuentra ni un solo partido dispuesto a entrar en una coalición con ellos y aún permanecen demasiado lejanos al 51 % que necesitarían para gobernar solos; únicamente un salto espectacular de votantes o la aparición de otro partido de la derecha dura podrían abrirle paso al poder.

Con estos votos la Alianza por Alemania por lo menos tiene la posibilidad de bloquear las grandes decisiones del parlamento regional y esperar a que crezca el descontento con los partidos tradicionales. Algunos de sus dirigentes han dicho que, en 2029, las próximas elecciones a canciller en Alemania, esperan por fin nominar al ministro presidente en alguna región alemana y hasta aspirar a la cancillería. 

Mientras tanto, para el socialdemócrata SPD se trata de un éxito inesperado tras haber retrocedido en cada elección desde hace meses y cuando en el plano nacional registra, al igual que Olaf Scholz, récords de impopularidad.

Esta victoria se debe menos a Scholz y mucho más al jefe del gobierno regional de Brandeburgo, Dietmar Woidke.

En el poder en la región desde 2013, este socialdemócrata sigue siendo muy popular y transformó la votación en un plebiscito sobre su personalidad y en una elección a favor o en contra de la extrema derecha. Había advertido que se retiraría si no ganaba los comicios.

Con AFP