Los agricultores franceses prometen reanudar su movilización el lunes, en particular para protestar contra la perspectiva de un tratado de libre comercio entre la UE y el Mercosur. Sin embargo, tras un acuerdo político alcanzado en 2019 y casi 25 años de negociaciones, la mayoría de los estados de la Unión Europea están presionando para concluir las negociaciones finales, si es posible antes de la toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero.

Los coches alemanes por un lado, la carne de vacuno argentina y el pollo brasileño por el otro: el tratado de libre comercio UE-Mercosur, negociado durante casi un cuarto de siglo, debe eliminar o reducir los derechos de aduana sobre muchos servicios, productos agrícolas o incluso productos industriales entre los países miembros de la Unión Europea y los del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia). En 2019 se alcanzó un acuerdo político para crear una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo. Sin embargo, el texto aún no ha sido adoptado oficialmente, en particular debido a la oposición de Francia. Ante la perspectiva de la llegada al poder de Donald Trump (tomará posesión oficialmente el 20 de enero), la Comisión Europea, impulsada en particular por Alemania y España, intenta concluir las negociaciones.

Diversificar las exportaciones para hacer frente al proteccionismo de Trump

El multimillonario estadounidense prometió durante su campaña aranceles aduaneros del 10 al 20% sobre las importaciones a Estados Unidos e incluso del 60% sobre los productos chinos, lo que bien podría desencadenar represalias comerciales. Ante la perspectiva de un renovado proteccionismo entre las dos economías más grandes del mundo, “hay impaciencia entre los estados miembros (de la Unión Europea) que apoyan este acuerdo. Sin duda nos enfrentaremos a una guerra comercial que sacudirá el comercio internacional. A través de este acuerdo comercial, se trata de tener una alianza más estrecha con los países latinoamericanos y acercar intereses estratégicos”, explica Elvire Fabry, investigadora senior en geopolítica comercial del Instituto Jacques Delors. “El lugar que nosotros no ocupamos al no firmar el acuerdo lo ocupa China”, opina el investigador de Think Tank Europa.

China se ha convertido en el mayor socio comercial de América del Sur, superando a Estados Unidos. Para los países del Mercosur el interés también es diversificar sus exportaciones, así como acceder a un mercado de 450 millones de consumidores europeos. Para finales de noviembre está prevista una nueva sesión de negociaciones entre la Comisión Europea y el Mercosur.

Últimas negociaciones medioambientales

Los debates renovados en las últimas semanas no se refieren al acuerdo político ya cerrado en 2019, sino a un anexo del texto. La UE busca más compromisos ambientales por parte de los países del Mercosur. La Comisión Europea quiere incluir como “cláusula esencial” el cumplimiento del Acuerdo de París de 2015, cuyo objetivo es limitar el calentamiento global a 1,5 grados respecto a la era preindustrial. Por su parte, los países del Mercosur negocian normas de contratación pública para proteger sus industrias nacionales. Brasil, por ejemplo, quiere garantías para su industria automotriz, que enfrenta la competencia de las exportaciones de automóviles alemanes.

Fuerte oposición al tratado en Francia

A pesar del deseo de Alemania, España y la Comisión Europea de avanzar rápidamente, el acuerdo sigue siendo muy impopular en Francia. Los agricultores tienen previsto retomar sus movilizaciones el lunes, que coincidirán con el inicio del G20 en Brasil, donde temen que se cierre un acuerdo UE-Mercosur al margen de la cumbre. Además, más de 620 parlamentarios franceses de todos los sectores políticos firmaron una carta dirigida a la Comisión Europea el martes 12 de noviembre para demostrar su oposición al tratado.

Sin embargo, Bruselas destaca que Francia se beneficiaría del acuerdo para sus exportaciones de vino y productos lácteos. Además, las cuotas de carne importada del Mercosur con derechos aduaneros reducidos son bajas en comparación con la producción europea, estima la Comisión: estas cuotas equivalen al 1,6% de la producción europea de carne de vacuno y al 1,4% de la de aves de corral. Promedios que podrían traducirse en porcentajes más altos en determinados países. Francia, apoyada por Irlanda y los Países Bajos, busca unir a Polonia y otros países europeos a su causa. Pero "por el momento, todavía estamos por debajo del umbral de movilización suficiente para bloquear la ratificación" a nivel europeo si el texto fuera adoptado por mayoría cualificada, señala Elvire Fabry.