Carlos Castro, sociólogo y director de teatro, dijo que para los historiadores y los intelectuales dominicanos negar el racismo y el antihaitianismo ha sido una tradición, pese a que entiende que negar el racismo es negar la historia.

Dijo que la conformación del pueblo dominicano se produjo negando la negritud, y entendiendo que éramos españoles y poco teníamos que ver con la esclavitud y con los esclavos traidor desde África por las potencias colonialistas europeas.

Carlos Castro entiende que los indicadores de sospecha que se han establecido en entidades públicas, como la Policía Nacional, son muy claras, y en ese sentido citó al abogado Eduardo Jorge Prats, quien habría señalado que para los policías los indicadores de sospechas son ser joven, negro y pobre, situación que también padecen los propios miembros del cuerpo del orden.

Criticó que algunos historiadores hayan llegado a negar el antihaitianismo de los dominicanos, que ha implantado desde la educación, la religión y las manifestaciones culturales. Sostuvo que el racismo en nuestro país es estructural y perrea toda la cultura dominicana.

“Sin embargo, el racismo dominicano no puede ser muy duro, pues aunque hay una negación, el dominicano en su cotidianidad comparte y convive con el haitiano en el colmado, en el barrio”.

Explicó que el único consenso que existe en el país, entre izquierdismo y derechismo, cristianos y no cristianos, es sobre el tema haitiano, producto de la enajenación en que se encuentra la sociedad, con un discurso de odio que ha llegado a todos los estratos.

“Es terrible que instituciones como el Instituto Duartiano, la Academia Dominicana de la Historia, sean también antihaitianos. No hay reflexión profunda, más allá, para evitar una tragedia que nos hará mucho daño como país. En ese sentido hemos llegado a la xenofobia, que es un extremo del racismo”, dijo Carlos Castro.

Lamentó que el director de Migración, Luis Rafael Lee Ballester ande vestido de militar, de zafarrancho, como una figura coercitiva, con discursos que no aportan, como eso de que él va a defender la nacionalidad.

Dijo que nunca ha visto a ninguna entidad defendiendo la dominicanidad frente a los norteamericanos, los cubanos, los venezolanos, o ante ciudadanos de cualquier otro país. Solo se defiende de los haitianos, que tienen las dos grandes desgracias del mundo: son pobres y son negros.

Explicó que el odio en las políticas públicas del país estimula el racismo, el  builling y promueve el maltrato a los migrantes haitianos, cuando en realidad hay que promover el rechazo al odio y a la discriminación.