El exdiputado peledeísta, hoy dirigente del Fuerza del Pueblo, Rafael Méndez, le salió al frente al dirigente peledeísta Jaime David Fernández Mirabal, por haber criticado al expresidente Leonel Fernández, quien abandonó el PLD para fundar el partido Fuerza del Pueblo.
Jaime David Fernández Mirabal, quien fuera vicepresidente de la República en el primer gobierno de Leonel Fernandez y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), 1996-2000, dijo que el expresidente había errado al proclamar que el PLD era una fábrica de presidentes, pues solo produjo se refería a él mismo, y no a los demás dirigentes peledeístas.
A juicio de Méndez, a Jaime David Fernández Mirabal le faltó "cocción" para convertirse en un producto político bien terminado. "Más bien, salió de la fábrica con algunas fallas de origen", expresó Méndez respecto a Fernández Mirabal.
A continuación la respuesta de Méndez a Fernández Mirabal:
Carta Abierta al Dr. Jaime David Fernández Mirabal
“Parece que en el proceso de producción, o de cocción, quien fuera un producto político, el doctor Jaime David, no quedó bien terminado, más bien parece que salió de la fábrica con algunas fallas de origen”.
Desafortunado, es el calificativo más considerado con que se debe calificar las declaraciones del doctor Jaime David Fernández Mirabal, en las que reitera las críticas al doctor Leonel Fernández por haber hablado de que el PLD es una fábrica de presidentes.
Con declaraciones reiteradas como la indicada el doctor Fernández Mirabal luce como un político agotado, repetitivo, escaso de argumentos y con una muy débil y desfasada interpretación de la coyuntura en la que a todas luces busca entrar en el debate de opinión.
Solitario, sin que ningún sector de sociedad mire para donde él, y mucho menos que lo valoren como un político que pueda liderar alguna causa, a no ser una competencia de caballito de palos o resbaladera para ver quién llega primero a la cima de la montaña.
El doctor Jaime David no tiene autoridad moral ni política para ser tan reiterativo contra el doctor Leonel Fernández, tomando como desactualizado armamento en torno a lo que en una ocasión proyectará el pasado presidente del PLD.
Ha de suponerse que en su condición de vicepresidente de la República y luego en la búsqueda de la candidatura presidencial del PLD, el doctor Jaime David, como producto político fue elaborado en la fábrica que el ex mandatario Fernández enunció.
Y que es de la primera edición, junto con Felucho Jiménez y Danilo Medina, quienes compitieron en el mismo certamen interno para los comicios del 2000, siendo el doctor Leonel Fernández Presidente de la república.
Parece que en el proceso de producción, o de cocción, quien fuera un producto político, el doctor Jaime David, no quedó bien terminado, más bien parece que salió de la fábrica con algunas fallas de origen.
Y que a todas luces, esas fallas de origen, a pesar de que lo volvieron a introducir al proceso de cocción, no fue posible corregirlas, de forma tal que de manera airosa entrara a la carrera del mercado electoral con algunos aditivos que le permitieran ver más allá de la curva, por lo que no dobló a tiempo y se estrelló.
Es por tales motivos, que al parecer, el ex vice y ex miembro de la Junta Monetaria, anda en busca un culpable de que como producto político haya quedado chambuqueado, aunque en un tiempo demostró ser un excelente alumno del doctor David Owen, autor del concepto Síndrome de Hubris, y por eso proclamado con tanta euforia que tenía muy bien aprendida la primera lección, pero lo que no aprendió fue la primera colisión.
Y porque su sobrevaloración le marcaba el camino de seguir para arriba, más arriba y mucho más, y no subiendo y bajando, como enseña el librito, comenzó a cosechar los resultados de sus erráticas líneas de incoherencia, escasa visión de coyuntura, de saber esperar, de tener coraje, y de ahí que dejara el proyecto a la deriva, sin importar que dejaba a la deriva y frustraba a toda una generación que creyó en su proyecto presidencial y en él como "líder”.
“La experiencia se le sube a la cabeza: empieza a tratar a los demás, simples mortales corrientes, con desprecio y desdén. Este exceso de confianza en sí mismo lo lleva a llevar a interpretar equivocadamente la realidad que le rodea y a cometer errores. Al final se lleva su merecido y se encuentra su némesis que lo destruye”. Dr. David Owen “El Poder y en la Enfermedad. Enfermedades de los jefes de estado y de gobierno en los últimos cien años”, pág., 27.
Lic. Rafael Méndez Periodista. Exdiputado