La policía ha vuelto o sigue en las andadas. El hijo de un sereno de la calle donde vivo recibió un balazo en la nalga con orificio de salida en los testículos que hubo que extiparle y además lo tienen detenido para fines de posible investigación o justificación del crimen. Al hijo de un esforzado obrero que me está haciendo un trabajo lo hirieron de la misma manera y además lo dejaron de sangrar y morir y presenta heridas de armas blanca. Parece que estamos de regreso en el gobierno de los 12 años de Balaguer o el gobierno de Leonel, la época de Rafael Guillermo Guzmán Fermín, alias El cirujano (hijo de Rafael Guillermo Guzmán Acosta, el infame que invadió la UASD y mató a Sagrario, el 14 de abril de 1972), con sus matones disparando a las rodillas para mutilar a sus víctimas. Darle carta blanca a la policía para cometer todo tipo de atrocidades al parecer forma parte de una política continuista del Estado.