A mediados de 1970, recién egresado de la Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el secretario general del Partido Revolucionario Dominicano, José Francisco Peña Gómez, viajó a Puerto Rico y a los Estados Unidos denunciando la ola de terror del régimen de Balaguer. Luego llegó a Francia con el objetivo de especializarse en Ciencias Jurídicas. Su partida de Santo Domingo guardó relación también, con el regreso al país del profesor Juan Bosch, el 16 de abril de ese año, después de cuatro años ininterrumpido residiendo en España. Desde su regreso, Bosch retomó el control del PRD y modificó su línea política, enfrentando a la izquierda y en especial al MPD, lo que de seguro resintió a Peña Gómez, incidiendo en su decisión de salir del país hasta 1972.

La presencia de Peña Gómez en París coincidió con la salida de los exiliados que fueron liberados como parte del acuerdo de las autoridades con el comando que secuestró al coronel agregado de la embajada de los Estados Unidos, y con la llegada del profesor Juan Bosch de Europa; además, con un inusitado aumento de la violencia del régimen de Balaguer contra la oposición, las muertes de varios líderes del MPD,  y con los enfrentamientos violentos entre el Partido Comunista de la República Dominicana (Pacoredo) y el Movimiento Popular Dominicano (MPD).

La situación de violencia, terrorismo y represión política llevaron al doctor Peña Gómez a denunciar en Puerto Rico, Nueva York, ante el Departamento de Estado de los Estados Unidos y de los liberales de Washington, los crímenes que se estaban cometiendo en el país.

Peña Gómez y la cercanía con los del MPD

La cercanía política entre El Moreno y José Francisco Peña Gómez venía desde antes de 1971; en los años que el MPD y el PRD coordinaban la lucha contra el régimen de Balaguer. En un documento del líder perredeista, publicado en febrero de 1972, este llegó a afirmar que conoció y recibió informes de un importante funcionario del gobierno balaguerista, quien le confesó sobre los planes existentes en 1970 para asesinar a Otto Morales y a Amín Hasbún, quien le pidió “que si era posible advertirles que tomaran extremas medidas de seguridad”. Como se sabe, en aquellos días las “fuerzas incontrolables” cumplieron sus amenazas contra los dos altos dirigentes del MPD implicados en el secuestro de Crowley. En ese documento, Peña también dijo que “uno de los servicios de Inteligencia que hay en mi país le rindió un informe al presidente” acusándolo “de participar en el referido secuestro”.

Por eso, cuando el líder del PRD recibió en Francia el informe de que, desde Santo Domingo se había fraguado un plan para su eliminación y las de otros revolucionarios, entre ellos El Moreno y Héctor Aristy, de inmediato buscó  la forma de contactarlos y alertarlos sobre los planes criminales, y que fue él quien le hizo saber a Maximiano Gómez sobre el peligro cierto de su posible eliminación física.

En aquellos días de 1971, residiendo en París, aunque sin hacer vida política junto a los políticos dominicanos, pues entendía que los exiliados siempre vivían enfrentándose, el líder del PRD explicó que se concentró en los estudios relacionados con el doctorado en Ciencias Políticas y Derecho Constitucional, en la Universidad París II, mientras que El Moreno y otros exiliados también residiendo en la capital francesa, se movían por Europa y América, en actividades políticas.

Las informaciones recibidas por el líder del PRD, lo llevaron a informar a las autoridades francesas que sobre él y otros dominicanos se estaban fraguando planes contra su vida, y estas confirmaron la versión, También le prometieron ayuda para protegerlo. Por su parte, El Moreno, buscando la forma de evadir los planes contra su vida, viajó a Bruselas y se alojó en la residencia de la viuda de Otto Morales. Su presencia en Bélgica era conocida por varios de los emepedístas, que se dice lo asesinaron, al igual que a Miriam Pinedo.

Estos vínculos de Peña Gómez y de algunos izquierdistas vinculados al MPD,  así como  las informaciones recibidas sobre los planes para matarlos, fueron suficientes para que las policía judicial francesa lo detuvieran y lo interrogaran por más de siete horas, a finales de marzo de 1972.

Coincidiendo con su apresamiento, en República Dominicana el partido Pacoredo había desatado una campaña contra Peña Gómez a través de la revista Qué…?, indicando que el líder perredeísta se encontraba en París “llevando una vida frívola”; denuncia que fue enfrentada por Peña Gómez, a través de la prensa dominicana. (Véase: “Peña Gómez responde acusación”. El Nacional, 28 de marzo 1972).

Peña Gómez y los asesinos de El Moreno

En un extenso documento hecho llegar al director del periódico El Nacional, y publicado el 9 de febrero de 1972, Peña Gómez reveló detalles desconocidos sobre los crímenes de Bruselas, entre ellos que recibió una llamada directa para prevenirle sobre la inminencia de un atentado contra su vida y contra otros oposicionistas residentes en París, entre ellos El Moreno, y que los asesinatos serían perpetrados por “agentes de los organismos de caliesaje dominicano”. Además,  de “que asesinos pagados por los enemigos de nuestro pueblo planeaban asesinar a varios revolucionarios residentes en Europa”. El atentado contra su persona tenía vinculación con la acusación hecha por el “servicio de inteligencia dominicano” que lo “acusaba junto a Maximiliano Gómez y a una tercera persona que según todas las indicaciones era Héctor Aristy de planear un atentado contra la vida del presidente Balaguer y que elementos de los Servicios se proponían utilizar los servicios de matones a sueldo extranjeros para llevar a cabo nuestra eliminación física y a la de otros revolucionarios”.

El documento que a continuación compartimos, trae otros detalles en los que José Francisco Peña Gómez se atreve a desarrollar una teoría sobre las muertes de Mirian y del Moreno, con la que descartó varios de los nombres señalados como responsables de los crímenes de Bruselas:

A CONTINUACIÓN EL DOCUMENTO HECHO LLEGAR AL PERIÓDICO EL NACIONAL POR JOSÉ FRANCISCO PEÑA GÓMEZ A PRINCIPIOS DE ENERO DE 1972:

 Gómez duda Aristy matara a El Moreno: ofrece opinión. El Nacional, 9 de febrero 1972.

“Absolutamente seguro se manifiesta el doctor José Francisco Peña Gómez de que en los asesinatos de El Moreno y Miriam Pinedo nada tuvieron que ver Héctor Aristy, Francisco Elizardo Ramos Peguero, Eleazar Montas Basil y Cesar Rojas.

He aquí el texto de la declaración del doctor Peña Gómez:

“Recientemente el periodista Silvio Herasme Peña me pidió que externara mi opinión en relación con una versión en relación con una acusación hecha recientemente por los dirigentes del MPD, Manolo Plata y Roberto Matos Vallejo contra los señores Miriam Pinedo, Héctor Aristy, Francisco Elizardo Ramos Peguero (Chino), Eleazar montas Basil, y César Rojas, en el sentido de que fueron estos últimos quienes asesinaron al líder del MPD, Maximiliano Gámez y que luego los supuestos cómplices de la señora Pinedo le dieron muerte a esta última para evitar que ella revelara el hecho.

Desde que llegué a Europa me he mantenido totalmente apartado de los grupos de exiliados dominicanos residentes en Europa por dos razones, la primera porque he dedicado todo mi tiempo a mis estudios universitarios y segunda, porque es un hecho proverbial que todos los exiliados se dividen y al dividirse consumen en pugnas estériles energías que debieran reservar y concentrar para luchar contra el enemigo común.

Así que no tenía el propósito de terciar en polémica del exilio, pero como en el caso presente se trata de un escándalo internacional que pone en entredicho la reputación del Movimiento Revolucionario Dominicano, tanto dentro como fuera del país, me propongo corresponder a la invitación que me formuló el amigo Silvio Herasme aportando los pocos datos que poseo en relación con la trágica muerte de Maximiliano Gómez y de la señora Miriam Pinedo.

Poco antes de la misteriosa muerte de Maximiliano Gómez recibí una llamada directa de un miembro del Coite Ejecutivo Nacional del PRD para prevenirme sobre la inminencia de  un atentando que perpetrarían contra mi agentes de los organismos de caliesaje dominicano. Tan seguro estaba el PRD de la denuncia que hasta creo que dio parte al Gobierno Francés a fin de que se tomaran medidas que impidieran la consumación del crimen. Un día después de esta llamada recibí una segunda advertencia de un exdirigente de la Juventud Revolucionaria Dominicana que reside en Nueva York, quien me aseguró que asesinos pagados por los enemigos de nuestro pueblo planeaban asesinar a varios revolucionarios residentes en Europa. Finalmente recibí una tercera denuncia, más precisa que las anteriores, haciendo constar que un servicio de inteligencia dominicano me acusaba junto a Maximiliano Gómez y a una tercera persona que según todas las indicaciones era Héctor Aristy de planear un atentado contra la vida del presidente Balaguer y que elementos de los servicios se proponían utilizar los servicios de matones a sueldo extranjeros para llevar a cabo nuestra eliminación física y a la de otros revolucionarios.

 

En posesión de estas informaciones y cumpliendo con un deber de solidaridad previne a los revolucionarios más conocidos sobre el peligro que se cernía sobre ellos y precisamente, cuando visité a Héctor Aristy este me manifestó que en breve se ausentaría para el Pakistán a celebrar sus bodas, de las cuales ya me había hablado anteriormente.

A Maximiliano Gómez lo previne por conducto de Máximo López Molina que no sabía donde residía el primero y solo le había visto en dos ocasiones. Sé que López Molina le transmitió inmediatamente mi advertencia a El Moreno y que este en conocimiento de la misma decidió trasladarse a Bruselas donde parece se creyó menos expuesto a la persecución.

Dos o tres días antes de la muerte de Maximiliano Gómez recibí la visita de dos oficiales de la Policía Francesa quienes me comunicaron que se les había informado que mi vida corría peligro y que asesinos dominicanos, conforme a sus informes, atentarían contra mi vida. Les respondí que efectivamente había recibido la denuncia y que creía que otros exiliados estaban también amenazados de muerte. Los oficiales franceses me dijeron que estaban en condiciones de ofrecerme toda la protección que necesitaría. Yo les di las gracias y les dije que por el momento no necesitaba ninguna protección especial. Ellos me dieron sus tarjetas con sus números de teléfonos y me recomendaron llamarlos en caso de cualquier emergencia. Relato este hecho para que el pueblo se percate que el complot contra los revolucionarios era ampliamente conocido por mucha gente.

Dos o tres días después me visitaron en horas de la noche dos dirigentes del MPD para comunicarme que El Moreno había sido encontrado muerto y la señora Miriam Pinedo inconsciente en el apartamento de esta última, donde tanto El Moreno como otros revolucionarios solían dormir. Comuniqué inmediatamente la noticia a Santo Domingo y a Estados Unidos y le di instrucciones al Secretario General del PRED en Nueva York para que se pusiera en  contacto con la madre de Maximiliano, y le ofrecí mi teléfono a Pérez Cueva para que se comunicara con sus compañeros en Europa.

Como tenia exámenes en la Universidad de París en esos días no pude trasladarme a Bruselas, pero estuve llamando constantemente a Pérez Cueva y a Eleazar Montas quienes me iban ofreciendo los pocos datos que obtenían del crimen lo mismo que del estado de Miriam.

Desde esos días escuché muchas versiones sobre la muerte del Moreno, pero la verdad es que hasta ahora nadie posee las pruebas demostrativas de la identidad de los verdaderos asesinos.

Partiendo de las denuncias que había recibido, que como he dicho eran conocidas de todos los exiliados, lo más que puedo informar al Pueblo Dominicano es que el crimen del Moreno fue parte de aquel plan criminal que se me había revelado y que precisamente lo incluía entre sus víctimas. La casualidad hay que descartarla.

En cuanto a Miriam Pinedo caben dos posibilidades, o bien que la asesinaron los victimarios del Moreno para eliminar a la única persona que podía ofrecer las pistas conducentes al descubrimiento del crimen o bien pudieron eliminarla personas que la sindicaban como coautora del crimen.

Puesto que antes de la muerte del Moreno fuerzas poderosas habían trazado planes concretos para asesinarlo, es improbable que esos planes lo llevara a cabo una mujer débil y enferma como se encontraba Miriam. Es difícil por otra parte, que la CIA o agentes dominicanos le confiaran una misión tan peligrosa y tan comprometedora a una mujer, que por la fragilidad de su estado físico y por sus convicciones revolucionarias, podía fácilmente descubrirlos.

Si tomamos en cuenta la forma en que se perpetró el crimen de Miriam Pinedo todo parece indicar que se trató de una acción criminal de extranjeros profesionales del crimen, puesto que e ni los peores asesinos dominicanos de las fuerzas incontrolables descuartizan a sus víctimas al estilo de Jack El Destripador y me niego a creer que haya sido la obra de revolucionarios dominicanos. Por todo ello me inclino a creer que fueron manos no dominicanas de verdaderos profesionales de la muerte las que seccionaran el cadáver de Miriam Pinedo y lo abandonaron en tres maletas.

De lo que sí estoy absolutamente seguro es que en los asesinatos de El Moreno y de Miriam Pinedo nada tuvieron que ver  los señores Héctor Aristy, Francisco Elizardo Ramos Peguero, Eleazar Montas Basil y César Rojas. Héctor Aristy se encontraba en Pakistán, César Rojas, según ha declarado el mismo, se encontraba en los Estados Unidos; Elizardo Ramos Peguero acaba de perder un hermano y tratándose de un luchador de tantos años es imposible que cometiera la acción cobarde de asesinar a una mujer; en cuanto a Eleazar Montas estuvo en contacto conmigo en esos días e igual que López Molina fue una de las personas más afectadas por la muerte del Moreno porque así me lo hizo saber en las diversas conversaciones que tuvimos en esos días. Conozco muy bien al compañero Sócrates Danilo Montas, padre de Eleazar Montas, y puedo asegurar que padre e hijo son personas de conducta irreprochable. En cuanto a Héctor Aristy sé que era muy amigo de El Moreno, que había firmado un pacto con él a nombre de sus respectivas organizaciones y que bajo ningún concepto se prestaría a la comisión de un hecho tan infame; además, el hecho de que se le incluyera en el plan criminal denunciado por mii elimina toda posibilidad de complicidad. Héctor Aristy por sus altas credenciales de revolucionario, justamente conquistadas en la revolución de abril y de la cual sigue siendo uno de sus abanderados mejores, no debe quedar implicado en la comisión de acciones de tanta bajeza.

Manolo Plata y Roberto Matos Vallejo son dos leales partidarios y amigos de Maximiliano Gómez, lo que es un hecho positivo puesto que la lealtad es una de las cualidades mejores del alma humana, pero creo que se han dejado sorprender, dando crédito a versiones propaladas por el enemigo para dividir a los exiliados, desprestigiar dirigentes de la revolución de abril y preparar la ejecución de nuevos crímenes.

Estos escándalos deben cesar porque los mismos están haciendo un daño incalculable al Movimiento Revolucionario y al país en general. Los extranjeros que contemplan las actuaciones de reaccionarios y revolucionarios envueltos en escándalos de esta clase pueden pensar que la República Dominicana es una nación de desalmados, puesto que el crimen de Miriam es mucho más salvaje y más cobarde aun que el de los cinco jóvenes del Barrio 27 de Febrero. El prestigio y el honor de la Patria hay que mantenerlos en el extranjero sin dejarnos usar por los adversarios de nuestra libertad.

Así como previne a is amigos antes de la muerte de El Moreno sobre la existencia del plan que finalmente costó la vida a este último, llamo la atención de la manera más fraternal a los revolucionarios dominicanos residentes en el extranjero para que cesen esta campaña suicida de descrédito, pues de continuar estoy seguro que no solamente lesionara la honra de personas decentes sino sus vidas mismas, y cada baja de la oposición es una victoria para el Gobierno”.

 

(Continuaremos…………….)