David Pantaleón (Salcedo, 1961), Superior de los Jesuitas en Cuba, expulsado recientemente de la Perla de las Antillas, y desde hace varias semanas de regreso en República Dominicana, lo afirma: “Los cubanos viven de su fe. Sobreviven (a la escasez) los que tienen familia en el exterior”. Pero se trata de una “fe” que se extiende más allá del ámbito de la religión.
El todavía superior de los jesuitas en Cuba, aunque haya sido deportado, explica que cayó en desuso el despectivo calificativo de “gusano” para los que emigran, principalmente a Miami, muy popular desde 1959, pero en el presente ese calificativo es cosa del pasado. Cree que existe un profundo agradecimiento hacia los emigrantes y a su solidaridad con los que quedaron en la isla.
“Ya no hay un tono despectivo contra esos emigrantes. Los cubanos, me decían: `vivo de la fe`, y no sabía, cuando era un recién llegado a la isla, que quieren decir que sobreviven gracias a su Familia del Exterior (FE)”.
(La expulsión del jesuita se inscribe en la zaga de deportaciones contra los políticamente incómodos para el gobierno en el poder, como los 140 religiosos que embarcaron en el Covadonga en 1961 y los enviaron a Santo Domingo).
De trato suave y medido, David Pantaleón, que antes de su llegada a Cuba estuvo destinado durante diez años a Dajabón, provincia fronteriza con Haití, es definido por medios cubanos como un sacerdote que no busca protagonismo, como un hombre justo y sensible.
El religioso jesuita estuvo entre los más de 200 sacerdotes y laicos cubanos que pidieron en noviembre de 2020 al régimen comunista evitar “un desenlace fatal en San Isidro”, a raíz de la huelga de hambre de varios miembros del Movimiento San Isidro, artistas la mayoría, que protestaron contra la represión del sistema político.
El sacerdote había llegado a Cuba en 2017. Un año que marcó un mal momento, según destacan observadores como el novelista Leonardo Padura y el periodista Mauricio Vicent.
La isla había vivido una euforia colectiva creada tras un 2015 de restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos; un 2016 coronado por la visita de Barack Obama a La Habana, The Rolling Stones, las Kardashian, los Tampa Bay Rays, Chanel, “se vivió un momento de alegría, de fiesta, de expectativas, hasta enero de 2017, cuando (con la llegada de Trump) volvimos a más de lo mismo. Una frustración. Otra más”…en palabras de Padura. La era de Trump recrudeció las penurias del pueblo cubano con nuevas restricciones.
Estamos en la Barra Payán, sobre la avenida de Los Próceres, Distrito Nacional, República Dominicana, y conversamos sobre esa ilusión frustrada, que se llama Cuba, entre los pedidos de “Zapote K” y las alharacas del personal, que incluye hasta a empleados que el público no ve, y que reaparece en oleada cada vez que un parroquiano deja una propina colectiva.
-¿Cuántos jesuitas hay en la isla de Cuba?
Quince sacerdotes jesuitas, distribuidos en cinco comunidades: tres en Santiago de Cuba, tres en Cienfuegos, tres en Camagüey, y seis en La Habana, repartidos en dos comunidades, -en un barrio y en la iglesia de Reina, un templo neogótico, en Centro Habana, símbolo de nuestra presencia en la isla. Alrededor hay muchas de nuestras iniciativas, como la Educación para el Emprendimiento y donde editamos la hoja de Vida Cristiana, medio para fijar posición sobre lo que ocurre y para reflexionar el evangelio dominical en diálogo con la realidad.
-¿Ya no dirigen escuelas?
El Estado monopolizó la Educación desde los años 60. Nadie participa de la educación formal, ni de la comunicación pública. Todo está controlado por el Estado.
-¿Pero, está Yoani Sánchez, y gente como ella?
Ella, como los demás, son youtubers, todo lo hacen por las redes, hasta nosotros difundimos por la vía digital la hoja “Vida Cristiana”, nuestro canal para expresar y fijar posición sobre diversos temas.
-¿Redes sociales sin restricciones?
-Millones de cubanos tienen acceso al Internet. Las familias desde el exterior les envían recargas a sus parientes; aunque no tengan dinero para comprar pan, necesitan estar comunicados. El gobierno lo permite por un tema económico. Sus principales ingresos dependen del turismo, las remesas y la comunicación. Hay más de tres millones de cubanos en el exilio, principalmente en Estados Unidos y España. Las recargas se traducen en dólares y euros que ingresan a la economía. Esa libertad representa un dilema para el gobierno. (En momentos de descontento y protestas, como por ejemplo, después del huracán Ian, el gobierno tumba el internet, para desactivarlas).
-¿Cuántos cubanos han tenido que salir?
-Entre noviembre pasado hasta agosto, unos 180 mil cubanos emigraron. Emigrar es el “negocio de la angustia”, como lo llama Padura, posiblemente el escritor más importante e influyente de Cuba. (La cifra sobrepasa los registros combinados del éxodo de Mariel (1980) y la “crisis de los balseros” (1994), las dos mayores oleadas migratorias hasta el día de hoy). Compras un pasaje por Air Century (línea aérea dominicana), aterrizas en suelo dominicano, -ningún cubano puede bajar porque la mayoría carece de visa-, y vuelan a Nicaragua. Ese vuelo podría costar hasta cinco mil dólares desde Cuba. Ya en Nicaragua, les cobran unos cinco mil dólares más para llegar a Estados Unidos. Viajar desde Cuba a República Dominicana es más costoso que viajar a Europa. (Diversos medios reportan que Cuba experimenta su éxodo más agudo desde la Guerra Fría. Por ejemplo, a finales de 2021, reportó El País en marzo pasado, Nicaragua eliminó el visado de entrada para los cubanos y desde entonces miles se han marchado rumbo a Managua, con el propósito de seguir viaje hacia Estados Unidos).
-Pero, ¿y el programa de reunificación familiar?
-Es utilizado mínimamente, porque es una burocracia larga y complicada. (Un día después de este encuentro, las autoridades de EEUU anunciaron que los cubanos no tendrían que viajar a Guyana a tramitar sus visas, como estaban obligados a hacer después de las drásticas medidas adoptadas por la administración Trump).
(En 2015 Obama había sacado a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo del gobierno de EEUU, en la que estaba desde 1982. Esto supuso un paso importante en el “deshielo” que un año después resultaría en que ambos países reanudaran sus relaciones diplomáticas. Pero ese acercamiento, fue revertido (enero 2017) por el gobierno de Trump, quien dio paso a una política de mano dura hacia la isla. El anuncio de incluir nuevamente a Cuba en la lista, en la que solo están Corea del Norte, Irán y Siria, fue hecho por la administración Trump un par de semanas antes de la toma de posesión de Biden en enero de 2021).
-¿Qué ha pasado con las banderas de la Revolución Cubana?
-La salud y la educación, están en declive, vapuleadas por el embargo económico, entre otras razones. Por ejemplo, en medicina no tienen acceso a los avances médicos facilitados por el uso de tecnología de punta. (Sin embargo, Cuba fue el único país de América Latina capaz de producir su propia vacuna contra la Covid-19). Sin embargo, -prosigue el sacerdote-, Cuba es un pueblo educado, en mi comunidad, Reina, la señora que limpia el comedor es médico. Una profesional, que no ha encontrado espacio en su país, aunque debo decir que tiene un hijo con discapacidad y, esa situación, posiblemente, hace más conveniente su trabajo de asistente de limpieza, aparte de que recibe mejor salario.
(El 7 de febrero de 1962, el entonces presidente de Estados Unidos, John Kennedy, impuso un embargo a todo el comercio de Cuba; es una de las medidas que más veces ha sido rechazada en la Asamblea General de la ONU, donde cada año desde 1992 se aprueba una resolución en su contra; en el 2021, contó con el apoyo de 184 países de los 193 miembros de la ONU. Su resultado más contundente, reseñó la BBC News, fue en 2016 cuando sumó 191 votos a favor y ninguno en contra, pues incluso el gobierno de Estados Unidos se abstuvo de defender su propio embargo).
-¿Qué causó que el gobierno ordenara su expulsión de la isla?
-Mi acompañamiento a los presos políticos. Se trata de jóvenes, hasta de 18 años, condenados a penas de 30 años por protestar contra la falta de libertad y el derecho a expresarse. Acompañar presos es algo que la iglesia siempre ha hecho en todos los contextos políticos del mundo. Una monja recordaba en una reunión en La Habana que Raúl y Fidel Castro, privados de libertad en la década del 50 del siglo pasado, recibieron el apoyo de la iglesia sin miramiento alguno.
-¿Cómo se vivieron las protestas de julio de 2021?
-Hubo órdenes de enfrentar a los manifestantes en todo el país. Ellos (el gobierno) no son monolíticos. Por un lado están los grupos cercanos al presidente Miguel Díaz-Canel, que es el más abierto. Ellos están convencidos y dicen: “Si no cambiamos, nos hundimos”; por otro lado, el grupo contrario argumenta y dice: “Si cambiamos, nos hundimos”. El sucesor de los Castro favorece la apertura a una propiedad privada controlada, y la emergencia de emprendedores con sus pequeños negocios; hasta los hijos de los generales se han convertido en emprendedores y gestionan sus negocios. Díaz-Canel se ve obligado a emitir señales al otro grupo de que él “es fiel” a la ortodoxia. Hay medio millón de personas empleadas en esos pequeños negocios. Son cada vez más. Hasta en las cabezas de provincias van surgiendo nuevas iniciativas, que antes eran impensables, no se podía. El cambio se va dando progresivamente. Ese sector económico a veces se le planta al gobierno. Tienden a ser disidentes, pero el gobierno ya sabe que ellos son indetenibles. Si ellos paran, se paraliza la ciudad. Hay gente en el gobierno que se da cuenta que el único camino es la inclusión. Cuba no puede caminar sin ellos. Nosotros (los jesuitas) hablamos de reconciliación y diálogo, de un camino que incluya al otro. En el Centro Loyola hay un germen de esa búsqueda. Allá ofrecemos talleres de emprendimiento, nociones de contabilidad, herramientas para que florezcan esos pequeños negocios.
(El 11 de julio de 2021 hubo un estallido social que terminó con más de mil presos, en su mayoría jóvenes, producto de la precaria situación nacional. Desde el momento inicial, el Superior de la Compañía de Jesús facilitó el acompañamiento a los detenidos y sus familiares).
– ¿De qué son los negocios?
De artesanía y en el área de alimentación. Los salarios de los empleados de esos sectores superan, por mucho, a los del Estado. Tenemos cientos de emprendedores organizados; y les enseñamos cómo organizarse.
-El tema de las viviendas. ¿Hay nuevas construcciones?
-Es terrible. Dramático. Los jóvenes no pueden casarse y sí lo hacen, tienen que vivir con sus padres. Vivir en la sala, ya ni se plantean tener un hijo. Las construcciones de la ciudad, las puedes ver cayéndose a pedazos, porque no hay recursos suficientes para atender tantas urgencias. Las colas para conseguir alimentos son kilométricas. La tesis doctoral de un compañero es una investigación sobre “¿Cómo sobrevive un cubano?”. A mi llegada a la isla produje un videíto musical (David Pantaleón, además de sacerdote, es músico y compositor) y hace unos meses quería producir otro. Llamé a cada uno de esos músicos, y todos se habían ido. Uno para Portugal, otros no sé adónde. Hay un éxodo terrible. Cuba vive los peores momentos de su historia.
Y como dice Padura, parecería que hablar de Cuba es hablar de dolor, frustración, desencanto, desengaño, de abusos, de injusticia contra un pueblo, de indiferencia, de opresión, de escasez, de pobreza, de dignidad, y “del dolor que produce el descubrimiento de haber trastocado todos los caminos, con y sin culpa”.