"No podemos conformarnos con lo que tenemos hoy. No debemos querer un destino peor.Hay que cambiar el sistema con todos sus hilos y todos sus personajes". [1]. Orlando Martínez

Es casi igual en todas partes: los ñames nos asedian por todos lados, estamos gobernados por chacales que cuentan con el apoyo incondicional de medios de comunicación cuyo rol es manipular la opinión pública a como dé lugar.

No obstante, el rechazo a lo mismo es generalizado.

Desde la otra cara de la moneda se vislumbra otro panorama, indicios de lo que viene. Después de varias décadas de constante bombardeo propagandístico de la derecha las grietas se agigantan. Es cierto que la extrema derecha avanza en el mundo pero en muchos lugares, como en el Estado español por ejemplo, pierde peso. El caso del partido ultraconservador VOX, derrotado en las elecciones generales del 2023, es paradigmático. Otro revés para la ultraderecha europea son las movilizaciones masivas en Alemania en contra del partido AfD (Alternativa para Alemania ). La derrota de VOX y el contundente rechazo a la AfD representan signos de grietas y la crisis en la conformación de la derecha internacional. Todo esto es muy importante porque debilita los referentes de la extrema derecha que sirven de modelos a seguir en nuestra región.

Vemos la alta tasa de abstención electoral en las elecciones municipales en la República Dominicana, un hecho que se puede caracterizar como de resistencia pasiva, ghosting y bofetada a la política de viejo cuño, al poder establecido y a la violencia del Estado, a la política como la vía más fácil para engordar bolsillos. Las elecciones tensionaron a la clase política acostumbrada a hacer y deshacer a como les plazca. Sin cheque en blanco para gobernar, el batacazo abstencionista deslegitima en los ojos de muchas personas no solo al gobierno actual sino también a la oposición cómplice y sin escrúpulos. Salieron derrotados. A la franja ultraconservadora, por ejemplo, no le fue muy bien.

La abstención problematiza la legitimidad del sistema. Le hace coca al contrato social entre la clase política y amplios sectores de la sociedad incluyendo sectores obreros, chiriperos o trabajadores informales, campesinos, estudiantes y sectores de clase media. Es sin duda la expresión de un amplio rechazo a la politiquería, a la caverna y su discurso canalla que reproduce o vomita una y otra vez las prácticas autoritarias que sostienen el statu quo, la explotación y la opresión.

Por otro lado, la abstención como válvula de escape tiene sus límites. Es síntoma de cansancio y apatía. Refleja la desconexión con la política que cultivaron los gobiernos del PLD. Las semillas del individualismo dieron frutos. La abstención es, en última instancia, la renuencia a no ser partícipe de la historia.

Desde esta tribuna pública reconocemos la falta de opciones o alternativas políticas con miras a aliviar la crisis o paliar el hambre y el alto costo de la vida. Y en cuanto a la abstención electoral, no es una solución concreta a corto o largo plazo porque es sinónimo de distanciamiento y contemplación. Hay otras salidas a la crisis económica y social a través de la agitación y la movilización, agigantando las grietas desde la calle o los liceos y las universidades o desde los centros de trabajo y desde el mundo de la cultura combatiendo la derecha, construyendo espacios críticos de difusión como revistas o grupos de estudio y reflexión que generen diálogo y rompan el cerco en esta batalla ideológica por una sociedad otra, transformadora nueva y diferente.

Notas

  1. “Fascismo: hay otra respuesta”, ¡Ahora! No. 597, 21 de abril de 1975.