Colaboración con Acento de Amaurys Pérez Vargas y Deivis Cabrera Heredia
En el contexto de la violencia de Estado que se ejerció en los barrios de la capital, trasciende la historia de una niña que con tan solo 12 años de edad que perdió la vida en el hospital donde fue traslada por una herida de bala. Cristina Mercedes Cabrera, una estudiante de séptimo curso, se convirtió en una de las últimas víctimas fatales de la represión policial que tuvo lugar en Santo Domingo los días 23, 24 y 25 de abril de 1984, al fallecer el sábado 5 de mayo en el hospital Darío Contreras.
Cristina Mercedes recibió un disparo “durante los disturbios callejeros” tal como ella misma le “había declarado a El Nuevo Diario” antes de fallecer. Según narraron, la niña “había venido de El Seibo a pasar unos días con familiares y estando parada en la puerta de su casa, en la calle Josefa Brea, ajena a los disturbios, una bala la hirió en la parte superior del muslo derecho”.
Herida de gravedad, Cristina Mercedes fue trasladada de urgencia al hospital Darío Contreras donde los médicos lucharon por salvarla durante dos semanas. De acuerdo con sus declaraciones, la víctima “cursaba el séptimo de la educación intermedia”. Ciertamente, su muerte forma parte de la tragedia que se abalanzó sobre el país durante aquellos funestos días que dejaron a más de cien familias destrozadas.
A pesar de los esfuerzos que se llevaron a cabo por parte de los familiares de las víctimas y de la sociedad en general, la búsqueda de justicia no tuvo cabida para estos muertos, los cuales son en sí mismos un recordatorio de la impunidad que reina en la patria de los héroes de la raza inmortal, de Manolo y de Caamaño.