Uno de los lemas de campaña de Abel Martínez, candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana  (PLD) es  «Aguanta…ya falta poco».  Este sería un buen lema para un país que resiste los últimos embates de un tirano;   para personas atrapadas en un derrumbe;  para personas que mueren de hambre y de sed a la deriva en el mar o en un río; para personas a punto de morir por falta de un medicamento imprescindible; para una parturienta en espera urgente  de la partera;   en fin,   para núcleos humanos en situación extrema de resistencia en espera de un mesías que los rescate.  Pero obviamente, ningunas de estas situaciones hipotéticas es el caso de RD. Tampoco Abel Martínez es percibido con la estampa de un mesías. Ni siquiera, de  un gran líder.

Quien habla así está plenamente confiado en su victoria electoral. Evidentemente que  se quiere crear la percepción de que Abel Martínez es el seguro ganador en las elecciones presidenciales  de mayo de este año. Una apuesta a producir una especie de profecía autocumplida.  Pero es una apuesta arriesgada, toda vez que las encuestas lo sitúan en lejano tercer lugar.

Dada la ausencia de un contexto adecuado, el lema  «Aguanta… ya falta poco» se torna huero, o por lo menos  anodino. La mejor prueba de que los y las votantes no perciben que estamos a punto del colapso y de que se necesitan de un mesías que nos rescate es  el alto porcentaje  de votos que obtuvo el partido de gobierno; y el aumento de la abstención (por cierto, la oposición deberían revisar el nombre de su bloque: Rescate RD). Cuando los pueblos están hartos de un gobierno, acuden a votar masivamente en su contra. Salvo que no confíen en las elecciones, que las perciban como un «matadero electoral», como en los tiempos del Dr. Joaquín Balaguer; o como sucede actualmente en algunos países donde prevalecen dictaduras. Pero el sistema electoral dominicano hoy es más transparente y confiable que nunca.

En la valla aparece un sonriente Abel Martínez y la frase "¡Aguanta… ya falta poco".

Una campaña publicitaria no puede estar al margen de la pragmática. Y la esencia de la pragmática es tomar en cuenta el contexto en su más amplia expresión (idiosincrasia del blanco de público; situación económica, cultural, social, política, ideológica y racial;   etc.). Es posible que este lema no le reste aceptación a la candidatura de Abel Martínez, pero dudo que le sume. Lo menos que se podría decir  es que es anodino. Si se tratara de un candidato puntero,  eso no sería tan grave. Es más, hasta podría ser la meta: resistir los embates de los adversarios, sin cometer errores. Pero cuando se está abajo en las encuestas, si no se avance, se retrocede.