Como en muchas otras ocasiones, hoy hacemos una pausa sobre nuestra temática sobre aislamientos térmicos en edificación; es decir, continuaremos nuestra serie en una próxima entrega.
Hoy la pausa se hace fruto de un paseo de sábado por la tarde en nuestra zona de despacho. Nuestra firma profesional opera en el barrio de Buena Vista, muy cerca de la Ciudad Universitaria de Madrid y de los colegios mayores, donde residen los futuros profesionales que están llamados a operar los cambios en este país.
Nos encanta nuestro barrio profesional, estamos enamorados de este entorno y las razones, por lo menos dos, son muy curiosas y hasta cierto punto contradictorias, que diría algún urbanista de pensamiento particular.
El enamoramiento viene por el hecho de que la Ciudad Universitaria tiene su encanto, como cualquiera de su clase en el mundo, incluso (y muy incluso) la nuestra de la UASD. Esta zona de Madrid cuenta con bonitos paseos peatonales e incluso con vías vehiculares amplias, arboladas y bien planificadas, o al menos eso nos parece. Si a esto le sumamos el hecho de que el ambiente que se respira está muy abrazado a la juventud impetuosa, y es de futuro, de perspectiva de avance, de ciencia, de educación, de cultura; ese enamoramiento es total.
Como si esto no fuera suficiente, justo a nuestras espaldas (dando por frente esa zona universitaria), tenemos uno de los barrios más étnicos y coloridos de Madrid, el barrio de los dominicanos, es decir Cuatros Caminos y Alvarado. Esta zona, en algunos puntos degradada por la forma de vida de nuestros paisanos, no deja de ser un experimento social de pseudo- adaptación a la trama urbana, de un grupo de personas que vine con otras costumbres de convivencia; nuestra gente.
Nuestro despacho está a medio camino de ambos focos, antes descritos. Nos ponemos en cualquiera de estos dos puntos en menos de 10 minutos andando. Podemos ver a la señora morena y muy cariñosa, gritando para que el hijo de la vecina no cruce la calle solo; también podemos ver, a solo 10 minutos más, a la joven estudiante de artes, del Colegio Mayor XYZ (nombre ficticio) cruzando otra calle para quedar con su novio de arquitectura del Colegio Mayor HIJK (nombre ficticio).
¿Quién no se enamora de este contraste, de estas dos zonas urbanas tan diferentes y tan solo divididas por la una calle y algunos edificios y casas a ser rehabilitados?
Madrid es mi cuidad (pasamos a escribir en primera persona); Santo Domingo es mi hogar. Vivo aquí, pero me quedo con los dos y enamorado de este barrio nuevo que pateo hasta de madrugada, con el o la colaboradores de turno, cuando tengo entregas de proyectos.
Hasta la próxima.