Conocernos, definitivamente nos permite ser nosotros mismos, no tener ninguna idea de nuestra realidad podría conllevar que vivamos incluso como vegetales, pero jamás como personas. Por lo que vamos a analizar una de las más famosas frases del filósofo y escritor español, José Ortega y Gasset.
La expresión: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”, surge en la etapa existencial del filósofo cuando su pensamiento se ubicaba en el perspectivismo y aunque muchos podrían decir que no les interesa el tema por no ser filósofos, hay un conocimiento muy valioso y práctico detrás de esas palabras que veremos brevemente.
Es conveniente ver lo que somos en perspectiva. El perspectivismo establece que todo lo que has percibido y pensado es relativo o dependiente de otras realidades. Los elementos o hechos aislados no existen. Lo que sabes de la realidad es tu idea de la realidad, no la realidad misma. Lo que tú ves o conoces del mundo es diferente a lo que cualquier otra persona piensa o conoce del mundo, mediante la comunicación logramos acuerdos conceptuales que nos posibilitan relacionarnos como si habláramos de lo mismo.
Para conocerme y relacionarme conmigo mismo, tengo que saber qué soy, quién soy, cómo soy, cómo pienso, cuáles fueron mis orígenes, mi historia, analizar mis relaciones sociales, descubrir mi espiritualidad, mis reacciones ante el Todo, en fin, mis circunstancias. Si me miro a mí mismo con mente estrecha, como una entidad aislada e independiente, difícilmente podré entender mis sentimientos, pensamientos y emociones, ni tendría la capacidad de percibir ni comprender lo que existe, pudiendo hasta negar la realidad. No puedo comprender a alguien sin conocerlo, ni siquiera a mí mismo.
Nosotros no somos 3D o tridimensionales. Altura, anchura y profundidad no nos define, tenemos que considerar otras dimensiones para valorarnos y cada vez descubrimos más dimensiones en nuestra existencia. Las informaciones que obtienes al observar a alguien son muy diferentes si está: dormido, despierto, mirándote, hablando, caminando, trabajando o reaccionando ante algún estímulo.
No somos estando solos. El concepto o idea de quiénes somos, se manifiesta en la medida en que interactuamos con lo que nos rodea y ese diálogo con todo y todos, determina nuestra persona. Con la edad solemos tener una tendencia a aislarnos, porque no siempre es fácil adaptarse a los cambios que usualmente se producen con los años en nuestro mundo conocido, sin embargo, estudios realizados muestran que la calidad de nuestras relaciones sociales es uno de los factores independientes que más puede alargar nuestras vidas, por lo que es muy aconsejable el esfuerzo de adaptarnos.
Vivimos inmersos en una realidad cuántica que hace que cuando se produce algún cambio en nosotros, repercuta en nuestro entorno y mucho más allá, porque hasta nuestros pensamientos conllevan energías vibratorias. La mejor forma de cambiar a los demás es cambiando nosotros. Estamos rodeados de seres vivos de diferentes especies, pero especialmente de humanos, con los que estamos constantemente teniendo intercambios de diversa índole. Todos estamos integrados a familias, grupos, países, ambientes laborales o educativos, vecindarios, parejas o acompañantes y definitivamente somos el producto de la reacción de todas esas personas con nuestro ser, con nuestro Yo.
La Psicología Sistémica estudia al individuo desde esa consciencia perspectivista, ya que podemos hablar de salud mental en la medida en que puedan lograrse conductas adaptativas en los diferentes escenarios en que se desenvuelva nuestra vida, concretamente de acuerdo con el desarrollo de relaciones favorables o armoniosas a nivel familiar, laboral, de pareja, etc. Según esto, cuando alguien nos resulte molesto, podría ser quien mejor nos muestre las áreas en que necesitamos superarnos, porque nos daría una oportunidad especial para descubrir lo que no anda bien en nosotros mismos. Además, los trastornos mentales pueden ser más severos en la medida en que afecten más niveles, áreas o sistemas de relaciones personales. Aquellos que no son capaces de identificar y superar sus deficiencias sociales, creyendo que nadie les comprende y que todos los demás están equivocados, necesitan ayuda urgente, pero lamentablemente suelen ser los últimos en reconocerlo.
En algunos idiomas ser y estar es el mismo verbo, y no podemos ser sin estar, para ser algo tuyo necesito estar contigo. De la misma manera que para considerar a alguien como maestro debe estar para sus discípulos. Para saber quién soy, necesito estar con otros, mi relación con otros es lo que me valida como persona, la deficiencia para relacionarme con alguien clausura niveles de mi existencia provocando estancamientos o atrofias que repercuten directamente en mi salud física y mental.
Si los demás no cuentan conmigo, aunque tenga mucho, valgo muy poco. Así como el río al dejar de dar agua, muere, cuando dejo de darme comienzo a extinguirme. Reconocer que nuestras circunstancias tienen repercusiones directas o indirectas en nuestro YO, nos permite lograr el mayor grado de control posible de nuestra realidad, en lo que somos y lo que seremos.