Cánticos para abrazar el alma.
Que nos cubra la ilusión de lo vivido. Que nos llene la gracia y se nos impregne el deseo que rompe cadenas.
Que podamos fundirnos en nuestros recuerdos, en lo etéreo del agradecimiento, en lo sublime de las memorias compartidas.
Querida Gianna, siempre fuiste una explosión de colores. Tu aguda inteligencia, tu certeza y brillantez, me hicieron saber que te quería en mi vida y que bueno que fuiste receptiva a mi deseo. Siempre admiré tu sentido de lo práctico y de lo trascendente, y tu posibilidad de tejerlos en filigrana y unirlos con ligereza y encanto.
Tu picardía fuera de serie y tu coquetería innata, de la que ni te dabas cuenta, convertía en divertidísima tu compañía. Tus geniales salidas en momentos de tensión o dolor. Tu capacidad para traer a la conversación la nota que rompiera cualquier tensión y nos hiciera recordar que siempre hay un resquicio para la alegría operaba con tal naturalidad que estaba adherido a tu esencia.
Brillante, acuciosa, culta, tu conversación era un aula, porque siempre se aprendía.
Ir a tu casa siempre fue una aventura, tu trato, todo lo que nos guardabas para compartir, tu sentido del humor, tu capacidad para hacernos sentir que tu casa era la de todas, no la poseen muchas personas. Amaba escucharte conversar de tu sueño de construir una casita en la montaña de tu amada Samaná, desde donde verías el paisaje del mundo y serías inmensamente feliz; que pena la mala pasada que solo lo hizo posible en la imaginación. Ahora bien, que nadie crea que eso te hizo perder tu alegría, tu resiliencia propició que cambiaran las expectativas y seguiste adelante repartiendo cariño y solidaridad. Asumiendo permanentemente nuevos “proyectos de mejora continua”, ratificando que tu vida fue y será un regalo para la humanidad.
Tu espectacular forma de ser se encargó de demostrarnos que conocer la realidad, por dura que sea, no puede ser óbice para el síndrome de la desesperanza. Que la reflexión, la acción y la transformación se deben acompañar de estrategias que operen desde la alegría. Fuiste y serás un aliciente para la persistencia y la perseverancia. “¿Quién dijo que todo está perdido?, yo vengo a ofrecer mi corazón…[1]”
Hoy que no estás en este plano, me arropo en tus recuerdos, en tus manifestaciones de cariño, en tus conversaciones y tus consejos, en tu supuesta rispidez, en tus puertas abiertas, en tu esplendidez. Definitivamente, tu viviste teniendo más que una causa, construiste un credo, tu vida tuvo propósito. Lo inimaginable contigo se hacía realidad, por eso con Magaly Caram en PROFAMILIA abriste caminos históricos.
Gianna, a ti que lograbas convertir en un regalo hasta los momentos de pánico y cualquier perspectiva de fiasco, te expreso mi agradecimiento por tu vida. Gracias del alma por tu cariño y por tu amistad. Gracias por Ser y por Estar. Luz y amor. Que tu tránsito sea con el mismo sentido de revolución y felicidad a borbotones con el que viviste.
https://www.youtube.com/watch?v=q1laUmcQg38. Canción de Fito Páez.