Esta semana el ómicron ha causado bajas que han reducido los comensales en las mesas de la última cena del año. Hemos acudido, por lo menos en España, a una “Nochevieja” con la mitad de la matrícula o menos, y todo gracias a la más reciente versión de la COVID-19.

Hoy compartiremos, más que datos, preguntas que nos asaltan por minutos y nos llevan a la reflexión.

Se habla de que la velocidad de contagio o capacidad para contagiar del ómicron es mayor que la de la versión delta. Para esta primera versión nos preparamos sobre la marcha, y a posteriori, guardando distancias de 1,5 metros y hasta 2,0 metros, con mucho gel hidroalcohólico y mamparas transparente de metacrilato. Se suponía que las mesas de nuestros restaurantes habituales guardaban una distancia prudente para que nuestras respiraciones no se cruzaran y esto era suficiente. Hoy parece que eso no vale y el ambiente de un infectado es todo su feudo, en el que el pardillo a infectar entrará a formar parte del reino del virus.

¿Qué arquitectura se hará contra esto? …Los redistribución de espacios, tal y como concebimos para la versión delta parece que no será suficiente (¿?)

¿Un mundo encapsulado será el futuro que nos espera? ¿Omicron será la versión llevadera, tipo gripe suave, del virus y quizás el final de los días de temor mortal? ¿Sencillamente esto ya se fastidió y viviremos en un sinvivir?

Las preguntas se nos agolpan en nuestro cerebro y mientras tanto vamos cayendo como moscas: hoy el albañil o el colaborador, mañana el amigo, pasado la hermana, luego la novia o parienta, y así sucesivamente hasta llegar a nosotros mismos…Para evitar episodios de pandemias e incluso sindemias ¿la respuesta estará en repensar nuestros hábitos de vida y utilización de los espacios ergonómicos?

Hoy escribimos con ómicron rondando nuestras familias, amigos y relacionados y más que la preocupación por los daños de la enfermedad, nos quedamos en el pensamiento de si este será,  ya, un modo de vida instalado, y cuál será el aporte que hará nuestra arquitectura para sobrellevar esta potencial nueva situación…¿?

¿Se pensaran nuevos materiales antivirus, que impidan la supervivencia de los mismos en determinadas superficies y/o acabados? ¿Se ventilaran los espacios de manera más eficiente para evitar contagios, aun sea en interiores? ¿Las salidas y/o accesos se controlaran con algún tipo de cámara desinfectante que mate el virus al entrar y salir?

Siempre nos ha gustado Asimov…Buscaremos datos en su bibliografía, para ver que se nos ocurre…Quizás Hans Fastolfe tenga alguna idea.

Hasta la próxima y feliz año nuevo…