Si de verdad queremos mejorar nuestro ensayo democrático, la revocación de mandato debería estar en la palestra. Y más ahora, cuando se propone –otra vez- modificar la Constitución.
Pero ocurre que “este es un país muy especial”. Aunque la popularizó Cuquín, creo que es al maestro Yaqui a quien le debemos esa expresión. La idea fue concebida y usada en un contexto en el que se quería destacar lo más positivo de República Dominicana. Aun así, su uso generalizado, similar a como ocurre con “dura” o “floja”, aludiendo a la situación de las ventas, bailotea con ella de un extremo a otro.
Como parte de esa “especialidad”, antes de contar con resultados oficiales de la Junta Central Electoral, sobre el balance del más reciente proceso, fue tema de agenda nacional el de las aspiraciones y hasta posibles aspirantes, con nombres y apellidos, para las elecciones del 2028.
Preferiría que eso no tenga nada que ver con aquel planteamiento atribuido a Sir Winston Churchill: “Un político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones”. Pero debe servir para algo que, con una importante avenida capitalina, se mantenga el legado de aquel referente de liderazgo.
Otra manifestación de esa famosa “especialidad” consiste en que, mayoritariamente, nos empeñamos en copiar. Pero existe una clarísima propensión a copiar lo malo, en muchos casos, con pésimas copias. Eso, lógicamente, lleva a relegar y hasta a desechar la adaptación de muy buenas experiencias.
En otros lares, cuando una persona dedicada a la actividad política queda evidenciada en acciones reñidas con las buenas costumbres, el retiro llega casi de manera automática. Aquí parecemos, como dice Serrat, “tener memoria de pez”. Desde muertos que “votan” hasta “momias” que se resisten al retiro pululan en RD.
En otros lares, un mal resultado electoral es suficiente hasta para adelantar elecciones, además de dar paso a quienes puedan conducir a la sociedad hacia mejores destinos. Aquí, el reciclaje parece haber sido mal entendido: la mala gestión de residuos provoca graves daños, mientras mucha gente asume que reciclar es una fórmula para mantenerse “subido en el palo”.
Por eso, ahora que se habla de “reforma constitucional”, ¿qué les parece si aprovechamos para adaptar algunas experiencias y, de paso, aportar a la mejora de los niveles de criticidad de la ciudadanía? Estoy proponiendo mucho más que simple “copia”. Estoy aludiendo a una herramienta para mejorar nuestro ensayo democrático.
Según el politólogo Larry Diamond, "la revocación de mandato es un recordatorio constante para los funcionarios de que están al servicio del pueblo y no de sus propios intereses". Sencillamente, la revocación de mandato es un mecanismo para fortalecer la responsabilidad pública, prevenir abusos de poder, fomentar la participación ciudadana y el empoderamiento, en fin, para mejorar la democracia.
La revocación de mandato permite a los ciudadanos ser entes activos en la supervisión y evaluación de sus líderes, y no meros espectadores pasivos. Según la experta en gobernanza, Joan Font, "la posibilidad de revocar el mandato de un funcionario fortalece el compromiso cívico y la implicación política de la ciudadanía". Al tener una herramienta tangible para influir en quienes conducen el gobierno, desde las más altas instancias hasta las municipalidades, mucho más allá de los ciclos electorales tradicionales, la ciudadanía se siente más empoderada y motivada a participar en la política. Quizás hasta sirva como mejor “remedio” que el “voto obligatorio” bailoteado en estos días.
La revocación de mandato sirve como un freno contra posibles abusos de poder y corrupción. Con ella tendríamos un medio legal y democrático para destituir a funcionarios que no actúan en correspondencia con el mejor interés de la población. Y todavía más, este mecanismo disuade conductas indebidas y promueve un gobierno más limpio y transparente.
De acuerdo con estudios realizados por Transparencia Internacional, "los mecanismos de rendición de cuentas como la revocación de mandato son esenciales para prevenir la corrupción y asegurar que los líderes actúen con integridad". Sencillamente, esa amenaza de remoción del cargo, más allá del “’toy pega’o”, puede ser suficiente para que cada funcionario mantenga altos estándares en su desempeño.
¿Qué les parece si ponderamos aplicar la “revocación de mandato” en RD?